CHAKAL |kookgi|

Único

Sentí mi teléfono vibrar, y con algo de pereza y ojos cansados, alcancé el dispositivo, sin esperar nada importante. Sin embargo, el nombre de Jenny apareció en la pantalla. Sentí una pequeña emoción al ver su nombre, pero tan pronto como leí el mensaje, todo se derrumbó:

"Yoongi, lo siento, pero creo que lo mejor es que dejemos esto. Necesito algo diferente. Espero que entiendas. Cuídate."

Ni una llamada. Ni una explicación clara. Solo unas pocas palabras. Sentí un vacío en el estómago, una mezcla de incredulidad y dolor que me dejó atónito. Nos habíamos prometido tantas cosas y, de repente, todo se había reducido a un mensaje. Me quedé en silencio, mirándolo una y otra vez, esperando tal vez otro mensaje que explicara mejor las razones. Pero solo hubo silencio.

La decepción fue dando paso a la rabia. Me sentí estúpido, usado. ¿Por qué había confiado tanto en ella? ¿Cómo era posible que alguien que decía amarme pudiera romper conmigo así? Decidí salir del hotel para despejarme, para dejar atrás esa pesadilla.

Esa noche terminé en un bar en el centro de la ciudad. El ambiente era oscuro, y las luces tenues hacían que todo pareciera un poco irreal. Pedí una copa tras otra, intentando borrar la tristeza que llevaba dentro. Fue entonces cuando lo vi: un chico sentado al otro lado del bar, con una expresión dura y una presencia tan intrigante que resultaba imposible ignorarlo.

Llevaba una chaqueta de cuero negra y tenía los ojos oscuros y profundos. Lo miré, pensando que tal vez con un poco de suerte, podría hacerme olvidar a Jenny, aunque fuera solo por esa noche. Sorprendentemente, él también me miraba, y cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí una electricidad que me recorrió el cuerpo. Un impulso me llevó a acercarme.

"¿Te importa si me siento aquí?" le dije, intentando sonar casual.

Él sonrió ligeramente y asintió. "Claro, parece que necesitas compañía."

Había algo en su tono, en su confianza, que me atrapó por completo. Nos presentamos, aunque sus palabras eran medidas y misteriosas. "Soy Jungkook," dijo. No pregunté mucho más; sentía que esa noche no necesitaba respuestas.

Pasamos un par de horas entre risas y miradas intensas. Cuanto más hablábamos, más deseaba olvidarme del dolor que llevaba dentro. Finalmente, sin dudarlo, le sugerí que fuéramos a mi hotel. Él aceptó, y en el camino al hotel, no pude evitar pensar que estaba siendo impulsivo, pero algo en mí me decía que esa noche iba a marcar un antes y un después.

Al llegar a mi habitación, la tensión que habíamos sentido durante todo el camino alcanzó su punto máximo. Apenas cerré la puerta, Jungkook me acercó hacia él, y el resto fue una sucesión de caricias intensas y apasionadas. Había algo en su forma de tocarme que me hacía sentir comprendido, como si en ese momento supiera exactamente lo que necesitaba. No fue solo el deseo; sentí que él, de algún modo, entendía mi dolor.

Pasamos horas juntos en esa habitación, y cada instante parecía borrar una pequeña parte de la herida que Jenny había dejado. Jungkook me hizo sentir querido, como si no estuviera roto. Cuando finalmente caímos exhaustos sobre la cama, me abrazó sin decir nada. No había palabras que pudieran expresar lo que había sucedido, pero tampoco hacían falta.

A la mañana siguiente, desperté con una mezcla de sorpresa y calma al verlo aún a mi lado. Nos quedamos en silencio un rato, pero finalmente nos levantamos y nos preparamos para salir de la habitación. Fue entonces cuando, mientras hablábamos de nuestras vidas y nuestros días anteriores, algo en su rostro cambió.

"¿Dijiste que te acabas de separar?" me preguntó, entrelazando sus dedos nerviosamente.

"Sí… mi novia me dejó, o bueno, mi ex novia, Jenny." En cuanto pronuncié su nombre, vi cómo su expresión se endurecía.

"Jenny… ¿cómo es ella?" me preguntó, aunque su voz denotaba que ya sabía la respuesta.

No hizo falta decir más. En ese momento supe la verdad. Jungkook era el hermano de Jenny. Sentí un vértigo recorrer mi cuerpo, y una especie de pánico al comprender el lío en el que estábamos metidos. Pero, más allá de la sorpresa, vi en sus ojos la misma confusión. Él también parecía enfrentarse a un dilema: seguir adelante con lo que sentíamos o detenernos antes de que esto causara más daño.

Nos vimos varias veces después de esa noche. La conexión que había nacido entre nosotros no desapareció, sino que se hizo más fuerte. Sin embargo, los sentimientos de culpa no me dejaban en paz. ¿Qué pensaría Jenny? Pero por otra parte, ¿no era ella quien me había dejado sin explicación alguna?

Fue en uno de esos encuentros cuando Jungkook me confesó algo que no esperaba. Jenny había terminado conmigo porque estaba viendo a alguien más. Él lo sabía, pero nunca se atrevió a decírmelo. En ese momento, la rabia y el dolor que aún sentía desaparecieron. La razón por la que había terminado conmigo ya no tenía sentido.

"Yoongi," me dijo Jungkook, con la mirada firme, "sé que esto es complicado, pero… quiero estar contigo. No sé cómo va a terminar esto, pero lo que siento es real."

A partir de ese momento, decidimos enfrentar las consecuencias. Sabíamos que en algún momento Jenny se enteraría, y que su reacción sería complicada. Pero también sabíamos que no podíamos negarnos lo que sentíamos. Así que comenzamos a construir una relación, a curar juntos nuestras heridas.

Con el tiempo, los sentimientos de culpa y dolor se desvanecieron, y en su lugar, surgió algo nuevo, algo que no dependía de la traición ni del pasado. Jungkook y yo nos convertimos en dos personas que, pese a las dificultades, encontraron algo real, algo que no habíamos experimentado antes.

Había comenzado como una noche de escape y desahogo, pero se convirtió en el inicio de una relación que nos ayudó a redescubrirnos. Al final, ni Jenny ni nadie pudo evitar que encontráramos en el otro el refugio que necesitábamos.