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La mañana del domingo llegó, y con ella, una luz tenue que se colaba por la ventana del cuarto de Enzo. Se desperezó despacio, con la mente aún nublada y el recuerdo de la noche anterior dándole vueltas. Apenas se levantó de la cama, su primer pensamiento fue el mismo que lo había acompañado al acostarse: Julián. Lo que había pasado en el sillón, la cercanía que casi los hace cruzar una línea, seguía vibrando en su pecho.

Se levantó sin apuro, agarró una remera pero la dejó tirada en la cama; prefería andar en cuero. Sus pensamientos iban y venían entre el momento de la película y el momento que compartieron antes de que el ronquido de Cuti interrumpió lo que había sido, para Enzo, una oportunidad perfecta.

Terminó en la cocina minutos después, todavía en cuero, preparándose un café cuando escuchó pasos viniendo a la cocina. Era Julián, con el pelo despeinado y una mirada algo somnolienta

-Buen día, Ju -le tiró Enzo, con la voz media ronca porque se acababa de levantar

-Buen día... -respondió Julián, intentando ocultar la sorpresa al encontrarlo ahí, con el torso descubierto. Se le notaba la incomodidad en la forma en que se movía, pero eso solo hizo que Enzo sintiera una pequeña satisfacción, sabiendo que el menor se sentía igual que el

-¿Dormiste bien? -preguntó Enzo mientras servía el café, aunque en realidad ya sabía la respuesta. Podía verlo en la mirada de Julián, en la forma en que desviaba los ojos, estaba cansado.

-Sí... más o menos. -Julián le dio una sonrisa nerviosa achinando los ojitos, y fue directo al café, buscando algo en qué concentrarse.

-No sos el único, Ju -dijo Enzo, inclinándose un poco hacia él, sin perder su sonrisa. Tiró el comentario casi como al pasar, pero era obvio que estaba tanteando el terreno, probando si Julián también había pensado en el momento que compartieron anoche.

-¿Vos tampoco? -respondió Julián, levantando la mirada para encontrar los ojos de Enzo, y en esa chispa compartida, sintió un calor en las mejillas que intentó disimular con otro sorbo de café.

Enzo se acercó un poco más, lo suficiente para que Julián pudiera notar cada detalle de sus tatuajes y el calor que emanaba de su piel. A pesar de querer sonar casual, su mirada decía otra cosa, y Julián lo sabía. Le era imposible ignorar esa presencia tan cercana, que se sentía como un imán.

-Capaz me quedé pensando en algo que pasó ayer, ¿a vos no te paso Ju...? -le dijo Enzo con una media sonrisa, en tono de broma, pero con un brillo en los ojos que dejaba ver que había algo más detrás de esas palabras. Estaba jugando, tanteando a ver hasta dónde podía llegar.

Julián le devolvió la mirada, entre confundido y nervioso, sin saber bien qué responder. No era fácil leer a Enzo, pero también sabía que lo que había pasado anoche no era muy amistoso.

-No, nada que ver, vos flasheás cualquiera -contestó Julián, intentando sonar casual, pero con un tono que lo traicionaba. Enzo lo miró, con una expresión entre risa y desafío, porque sabía que algo había quedado en el aire entre ellos, algo que los dos sentían pero ninguno se animaba a decir en voz alta


























 Enzo lo miró, con una expresión entre risa y desafío, porque sabía que algo había quedado en el aire entre ellos, algo que los dos sentían pero ninguno se animaba a decir en voz alta

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𝘘𝘶𝘦𝘳𝘪𝘥𝘰 𝘙𝘦𝘺 ⭑.ᐟ JULIENZODonde viven las historias. Descúbrelo ahora