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El auto se estacionó al lado en el camino que dirigía hacia la entrada de la casa. Jisung tomó sus pertenencias, que consistían el su bolso negro favorito que contenía un lápiz labial rojo, su espejo, un par de cigarrillos y sus audífonos que llevaba consigo a todas partes.

—¡Adiós! —se despidió con una sonrisa y agitando su mano, sabiendo que nunca más volvería a tener otra salida con aquella persona.

—Hasta luego, Jisung. —le regaló una sonrisa y le entregó las flores que había comprado ayer.

O hasta nunca. Pensó Jisung mientras agarraba las flores y salía de una vez por todas del auto para caminar hacia la puerta de la casa que no conocía en absoluto.

Fingió estar escribiéndole a alguien mientras el conductor se alistaba para irse. Para su suerte, el dueño de la casa abrió la puerta y su mentira pudo ser más creíble.

—Oh, disculpa, me equivoqué de lugar. —se disculpó, fingiendo demencia.

Las ruedas del auto comenzaron a girar y el automóvil desapareció de la vista de Jisung, en ese momento fue cuando por fin pudo dejar de actuar y caminó hacia la siguiente cuadra del barrio.

En el camino tiró las flores que le había regalado el hombre. No necesitaba guardarlas.

Aquel hombre había insistido tanto en llevarlo hacia su casa que se le acabaron las excusas para negarle. Lo único que se le ocurrió fue darle una dirección cercana a la casa de su mejor amigo y que creyera que realmente vivía ahí, para después caminar unos pocos minutos y por fin estar delante de la casa donde realmente iba a entrar.

Tocó un par de veces el timbre hasta que escuchó unos pasos desde dentro dirigirse hacia la puerta.

Su mejor amigo se asomó y después abrió la puerta en su totalidad para saludarlo alegremente.

—Tardaste un poco en venir, ¿pasó algo? —preguntó mientras le daba paso a Jisung para que entrara.

—Ah, es que ese hombre era realmente insistente. No quería que fuera solo hacia mi casa aunque ya le había comentado que no quería ir con compañía de nadie. —dijo mientras se desplomaba en el sofá.

—Um, a mí parecer eso es bueno. —opinó. —No quiere que vayas solo, que dulce. Pero está bien, ¿cómo te fue en el resto de tu cita? Aunque ya me puedo imaginar algo...

—Es un buen hombre, pero no es mi tipo.

A Jisung ya le estaba empezando a resultar aburrido tener que lidiar con hombres de ese tipo. Los hombres que demuestran excesiva delicadeza, que te regalan flores y bombones de chocolate. Para cualquiera podría ser la persona de sus sueños, pero Jisung no buscaba nada de eso.

Estaba en busca de un chico que fume cigarrillos, uno que maneje un Corvette, uno que sea reconocido como un Bad Boy. Lo admitía, eran su debilidad.

Eran los peores, pero los mejores en otros ámbitos que prefería no especificar.

—Nunca entenderé tu gusto por los hombres que tienen una posibilidad alta de romperte el corazón y dejarte en terapia el resto de tu vida. —dijo Felix.

Jisung suspiró y buscó en su bolso su lápiz labial para retocarselo.

—¿A donde irás hoy? —le preguntó mientras caminaba detrás de él.

—No iré a otro lugar aparte de mi casa ahora mismo, sinceramente. —respondió.

—Pensé que irías a una discoteca, ya sabes, como mañana empiezan de nuevo las clases. —dijo.

—¡Ay! ¿Por qué me lo recordaste? Ahora todo lo que queda de la noche la pasaré mal. —se quejó dramáticamente.

—Como sea, de todas formas no cambiaría el hecho de que mañana sea lunes.

Jisung suspiró. —Tienes razón.

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Le dió una calada a su cigarrillo para después hablar.

—Entonces, ¿al final irás o me quedaré solo? —preguntó él, esperando a que la primera opción sea la que iba a elegir.

—Te quedarás solo. —respondió con sinceridad.

Se recostó sobre la cama y puso sus manos detrás de su cabeza. Cerró los ojos y descansó por un momento.

—No sé porqué tenía esperanza de que eligieras venir conmigo. —dijo.

—Sí... Yo tampoco sé el porqué la tuviste. —respondió sin ganas.

—Como sea, ya me quitaste las ganas de ir. —se devolvió y se acostó en el suelo sin intenciones de estar al lado de su amigo, pero este ni siquiera se dió cuenta de aquello.

—Chan, ¿me pasas ese cigarrillo que está ahí? —lo señaló.

—No, tienes piernas y brazos propios. —respondió con la cabeza escondida entre sus brazos.

Minho lo miró. —¿Estás molesto porque no fui contigo? —preguntó.

—No, para nada.

Minho se burló. —Vamos demasiadas veces a múltiples discotecas, ¿por qué te molesta no ir una sola vez?

—Porque justo esta vez quería salir para olvidarme de mis pensamientos. Estar encerrado en esta casa me hace sentir abrumado.

—Podemos salir mañana.

—Mañana es lunes.

—¿Y el problema? —preguntó.

Bangchan  ignoró su pregunta y se levantó de su lugar para bajar las escaleras.

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bad boy. | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora