𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄

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Maldecía por dentro haber acudido a esa fiesta, maldecía por dentro haberse dado ese beso en al intimidad, maldecía haber gastado su paga de un año entero en ese caro ramo de flores, maldecía todo lo que habían vivido juntos, maldecía haberla conocido.

Porque por más que intentaba dejar de darle vueltas al asunto, era imposible, le quemaba por dentro cada vez que ese vídeo se reproducía en su cabeza, parecía una tortura, y se juraba a él mismo superarla, pero no podía hacerlo si ella no cooperaba, pues no salía de su cabeza desde ese maldito día en el que ocurrió todo.

Desearía nunca haberse enamorado tan fuerte de ella, a lo mejor así no le hubiera dolido tanto, pero tampoco sería posible, pues era la primera mujer en su vida, la que le había acompañado mucho antes de iniciar con todo, y la que le abrió el corazón, por eso le amaba tanto, tanto que no se imaginaba vivir un día sin ella, pero ahora ya no solo sería un día, sino toda una vida, y aunque le jodía y sentía que se le rompía el corazón a mil pedazos, tenía que hacerlo, o si no, se haría aun más daño.

Soltó el teléfono con temblor en las manos y lágrimas brotando de sus ojos, las cuál limpio al instante, suspiró y se levantó del asiento, guardando sus pertenencias en la mochila y soltándolas en el banquillo, mientras se dirigía a los vestuarios, y nada más entrar, todo el mundo se le quedó mirando, intento ignorar las miradas y actúar lo más normal posible, pero no podía hacerlo.

Ella era el amor de su vida, después de todo, y nadie nunca la iba a igualar.

Así que nada más terminar el entrenamiento y llegar a su casa, se duchó, se cambió, se tiró a la cama y empezó a llorar, sacó todo lo que guardaba adentro desde hacía unos cuántos días, por su culpa, no habia podido celebrar unas bonitas vacaciones con su familia y amigos, y debería estar feliz en ese momento, pero no podía, porque sin ella, no tenía sentido celebrar toda esa alegría que llevaba en su interior.

Se levantó, se lavó la cara y se la secó con una toalla, sacó el teléfono de la mochila y lo encendió, se metió en whatsapp, y con el ceño fruncido, mando el último mensaje y se encargó de bloquearla por todos lados, sabiendo, que mas rumores se esparceria mañana, en su contra, pero le daba igual, necesitaba hacerlo para sentirse mejor consigo mismo.

"Lo he visto todo, asi que
no trates de actúar normal
cómo si nada, se ahora quien
eres y lo que hacias, pero ya
no te necesito, ¿sabes qué? Ni
te queria, tan solo te utilizaba por
pena, ni siquiera eres tan guapa,
y yo que te daba todo el amor del
mundo y me cambias por un cualquiera,
te odio Alexandra, no me vuelvas a buscar más en todo lo que te queda de vida."

Bloqueaste a este contacto. Pulsé aquí para desbloquear.

𝐀𝐋𝐄𝐌𝐀𝐍𝐈𝐀 | Lamine Yamal • Alex PadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora