Samantha se despertó temprano esa mañana, su corazón latiendo con una mezcla de nervios y emoción. Era Halloween, y eso significaba una cosa: esa noche tendría más oportunidades de acercarse a Félix, de hacerlo notar esos pequeños gestos que había estado planeando. Halloween siempre había sido uno de sus días favoritos, y este año le daba una esperanza nueva.
Se levantó de la cama de un salto, mirando su calendario donde había anotado todos los planes de ese día. Sabía que habría una fiesta en casa de uno de sus amigos en común y que Félix estaría ahí. Si lograba encontrar el disfraz perfecto, uno que resaltara pero que aún fuera ella misma, quizás captaría su atención y, al menos, lo haría recordar todas esas veces que habían compartido juntos esa fecha. Halloween solía ser especial para ambos; cada año se dedicaban a elegir sus disfraces en secreto y sorprenderse mutuamente cuando llegaban a la fiesta.
Entró al salón de Cálculo II con una sonrisa de oreja a oreja y una cubeta de dulces en la mano. Sus compañeros la miraban con sorpresa y una pizca de diversión mientras ella repartía pequeños paquetes de chocolates, caramelos y gomitas a cada uno, deseándoles un feliz Halloween. Algunos se reían, otros le agradecían con entusiasmo; Samantha era conocida por su alegría, pero aquel detalle espontáneo los sorprendía.
Cuando llegó al final del aula, su corazón empezó a latir más rápido. Félix estaba ahí, con la mirada perdida en su cuaderno, aparentemente desinteresado. Al ver la cubeta, levantó una ceja y, justo antes de que pudiera decir que probablemente no había ningún dulce que le gustara, Samantha sacó de su bolsillo un pequeño paquete de Sour Patch.
—Sé que estos son tus favoritos —dijo, sonriéndole con un toque de nerviosismo mientras se los extendía.
Félix la miró sorprendido, y una pequeña sonrisa se asomó en sus labios mientras tomaba el dulce.
—Gracias, Samy —dijo en voz baja, devolviéndole la mirada por unos segundos antes de regresar la vista al paquete.
Se miró en el espejo, ajustando los detalles de su disfraz de Padmé Amidala, cuidando cada pliegue y cada broche para que el vestido quedara perfecto. Había pasado toda la semana pensando en cómo verse increíble esa noche, con la esperanza de sorprender a Félix en la fiesta de Halloween.
Mientras se aplicaba el último toque de brillo en los labios, no pudo evitar preguntarse con qué disfraz iría él. Sonrió para sí misma, imaginándolo con algún traje clásico, tal vez un Han Solo o un caballero oscuro, algo que complementara el suyo sin que él siquiera lo supiera. La idea la hizo reír un poco, con una mezcla de nervios y emoción.
—¿Qué llevarás tú, Félix? —murmuró, observando su reflejo con una mezcla de anticipación.
Y, como si fuera adivina, poco después de llegar a la fiesta apareció Félix vestido como Anakin, entrando por la puerta de la casa de Ama. Ambos se sorprendieron al verse y soltaron una risa nerviosa.
—¿Lo hiciste a propósito, verdad, Samantha?—Dijo Félix con los ojos entrecerrados.
Ella rodó los ojos riendo—Sí, Félix, claro que sí.
Samantha estaba cómodamente sentada en el sofá, conversando con Alana sobre sus clases cuando, de la nada, Ama se les acercó con una sonrisa de emoción.
—¡Oigan, oigan! Vengan, que estamos por empezar a jugar verdad o reto con todos —les anunció, con los ojos brillantes de entusiasmo.
La rubia hizo una mueca de duda, no muy convencida. —No sé, Ama, mejor me quedo acá un rato más...
Pero Ama la miró con una sonrisa persuasiva. —No seas aburrida, Samy. ¡No te puedes quedar fuera! Es Halloween y hay que hacer algo divertido.
Samantha volvió a mirar a Alana, quien simplemente le sonrió y le dio un ligero empujón, como dándole ánimo. Ama, sin esperar más, le tomó la mano a Samantha y tiró de ella con firmeza.
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Te amo ¿Tú me amas? [Riverduccion]
FanfictionSamantha nunca dejará de amar a Félix, su exnovio, así que hará hasta lo imposible para recuperarlo.