Tardé un instante en recuperar el aliento. Mi corazón latía desbocado, y mi mente luchaba por asimilar lo que mis ojos veían. Había cerca de veinte marcas entre su torso, su pecho y sus brazos, todas brillantes y visibles.
Era la primera vez que veía algo como aquello, ni en mis sueños más descabellados hubiera imaginado que existían personas con tal cantidad.
—Eres la primera persona a quien le comparto esta parte de mí —dijo Royce con un semblante serio.
De nuevo, me vi estribando entre pensamientos que giraban en una espiral hipnótica. Bastó un solo instante para romper el encanto en el que estaba sumido. Apenas pudiendo pronunciar palabras, expelí sofocado la siguiente interrogante:
—¿Cómo es que tienes tantas marcas?
—Las he tomado —respondió con frialdad.
Sus palabras solo lograron que al miedo se unieran repentinos pinchazos en las sienes, que en fulminante progresión amenazaban con estallar mi cabeza. Cada marca representaba a una persona, y el horror se apoderó de mí al pensar en cómo Royce había causado tanto daño.
Clavé los ojos en la puerta. Si no fuera por el bastón tal vez podría llegar, ¿pero a dónde llegaría? tampoco podría ser capaz de abandonar al ave. Solo unos pasos me separaban de Royce.
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Una primavera llamada Asher
Ficção AdolescenteEn el mundo de Dominick Decker, la marca de flor con la que se nace lo es todo, por lo que él, siendo un desmarcado no puede más que sentirse excluido, al fin y al cabo, la popularidad y el valor están definidos por aquello que no tiene. Con la ment...