Capitulo 20: sombras del pasado

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Pasaron varios meses desde que Jaxon y Elara comenzaron a salir, y su relación se fortaleció con el tiempo. Las vacaciones finalmente llegaron, y ambos estaban emocionados por el viaje que habían planeado: primero pasarían unas semanas en República Dominicana, donde Elara le presentaría a su familia, y luego volarían a Puerto Rico para que él le mostrara su hogar.

La llegada a República Dominicana fue un sueño hecho realidad. Elara estaba emocionada de compartir con Jaxon cada rincón de su país y presentarle a su familia. Su mamá, al ver a Jaxon, lo recibió con una sonrisa y palabras amables, admirando a ese joven que había logrado conquistar el corazón de su hija. Sus hermanos y demás familiares también lo aceptaron con los brazos abiertos, y él se ganó su aprecio al mostrar su humildad y cariño hacia Elara.

Las semanas en República Dominicana fueron inolvidables. Jaxon se integró perfectamente, disfrutando cada momento en playas paradisíacas, bailes, y cenas familiares donde las risas y la calidez llenaron el ambiente. Elara se sentía más enamorada que nunca, segura de que su relación era especial y que había encontrado a alguien que comprendía su mundo y su cultura.

Luego, ambos viajaron a Puerto Rico, donde Jaxon también deseaba mostrarle sus raíces. Los primeros días fueron maravillosos, exploraron la isla, compartieron anécdotas y disfrutaron de la compañía mutua. Pero esa paz estaba a punto de romperse.

El padre de Jaxon, decidido a separarlos, había hecho un plan con la ayuda de alguien del pasado de su hijo: la exnovia de Jaxon, quien de manera inesperada llegó a la casa mientras ellos estaban allí. La chica estaba visiblemente embarazada y traía consigo un mensaje contundente: "Jaxon, este bebé es tuyo."

Elara sintió cómo se rompía algo en su interior al escuchar aquellas palabras. Su mente empezó a llenar los vacíos con dudas y miedos; sabía que Jaxon nunca se apartaría de su hijo. Además, ella entendía demasiado bien lo que significaba crecer sin un padre, ya que el suyo había fallecido cuando tenía solo cinco años.

Con lágrimas en los ojos, Elara se alejó antes de que Jaxon pudiera explicarle nada. Sintió que la realidad la abrumaba y que, por mucho que lo amara, no podía ni quería ser un obstáculo para él. Si el bebé era suyo, sabía que Jaxon merecía estar allí y ser el padre que ella nunca tuvo.

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