No pude pegar un ojo en toda la noche. Aún tengo en mente el último momento en que vi a Sasha. En todo este tiempo, he podido pensar en lo sucedido y de momento solo tengo dos teorías de lo que pudo haber pasado: o fui teletransportada a otro universo por una entidad superior para entretenerlo, o estoy muerta y este es el cielo o el infierno. Sea cual sea la opción, tendré que aceptar que esta es mi vida a partir de ahora. Pero no puedo dejar a Sasha atrás, ni a mis seres queridos, ni mi sueño de ser la persona más joven en aprender la mayor cantidad de idiomas. Debo volver, debe haber alguna forma de hacerlo. Pero antes de iniciar con mi misión, primero debo aprender sobre este mundo. Lo bueno es que soy joven y puedo aprender nuevos conocimientos y combinarlos con los que ya tenía en mi otra vida. Esa es otra cuestión que debo resolver: ¿por qué conservo mis antiguos recuerdos? Y ¿por qué aparecí en el cuerpo de una niña? ¿No se supone que debería reencarnar en una nueva vida como lo sería un bebé?
- Es hora de levantarse - lo dije para mí misma. Era muy temprano y probablemente aún sigan dormidos el herrero y su hijo. Ahora que lo pienso, soy una débil niña. Si tengo la intención de sobrevivir en este mundo desconocido, debería comenzar a entrenar desde ahora y conseguir algún arma y especializarme en ella. - Uno, dos, tres - contaba las flexiones de brazo que hacía mientras esperaba a que el sol terminara de salir.
- ¡Buen día, el desayuno está servido! - entró el herrero sin previo aviso, deteniéndose a verme mientras yo lo miraba entre sorprendida por su repentina interrupción y avergonzada porque no me gusta que me vean mientras entreno. - Vaya, qué niña más energética. Cámbiate y ven a desayunar - una sonrisa y pulgar arriba fue lo último que hizo antes de cerrar la puerta. Suspiré cansada y frustrada. Me levanté, acomodé la cama y salí para desayunar. No comía desde ayer, por lo que en este momento podría comer lo que sea que me sirvan, incluso gusanos.
- Aquí tienes, nada mejor que empezar el día con proteína, ayuda a crecer los músculos - dijo el herrero con una sonrisa, dejando un plato con huevos revueltos, lo que parecían ser rodajas de jamón y espinaca a un lado frente a mí. Lo vi casi babeando. - Adelante, puedes comerlo - cuando me dijo eso, no dudé y comencé a devorar mi comida. El niño comía su comida muy contento, pero cuando vio las espinacas no quiso comerlas. Yo, a diferencia de él, era una mujer de 22 años ya y unas espinacas no iban a ser un problema, por lo que las comí sin quejarme.
- Pss, oye - el hijo del herrero me habló por lo bajo y lo vi curiosa. - ¿Quieres mi espinaca? - sabía que no quería comérsela, pero era bueno para su crecimiento, así que me negué. - Anda, se ve que te gustan - volví a negarme.
- Drew, cómete tus propios vegetales - le dijo su padre, notando las intenciones de su hijo. Este se quejó y trató de mentir, siendo malísimo en su intento por hacerlo. - Si no lo haces, no entrenarás hoy - con eso dicho, el niño, que ahora sé que se llama Drew, se calló y comió sus espinacas, largando lágrimas en el proceso.
Mientras desayunaba, no podía dejar de pensar en mi situación. Necesitaba un plan. Primero, debía aprender todo lo posible sobre este mundo. Luego, encontrar una manera de volver a mi vida anterior. Pero por ahora, debía concentrarme en sobrevivir y adaptarme. Terminé mi desayuno y agradecí al herrero por la comida.
- Gracias, estaba delicioso - dije, tratando de sonar lo más natural posible.
- Me alegra que te haya gustado. Ahora, ¿qué te parece si te muestro el pueblo? - sugirió el herrero.
Asentí, pensando que sería una buena oportunidad para conocer más sobre este lugar. Drew, aún limpiándose las lágrimas, se levantó de la mesa y me miró con una sonrisa.
- ¡Vamos, te mostraré mi lugar favorito! - dijo con entusiasmo.
Salimos de la casa y comenzamos a caminar por el pueblo. Las casas eran de madera y piedra, con techos de tejas rojas y ventanas pequeñas. Parecían sacadas de un libro de historia. El herrero me explicó que el pueblo era pequeño, pero muy unido. Todos se conocían y se ayudaban mutuamente.
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El Secreto Del Océano. [Nico Robin Y T/N]
Hayran KurguEn un instante, todo cambió. Una vida en la Tierra se desvaneció, reemplazada por la arena blanca y el mar infinito de una isla desconocida. Sin recuerdos del nuevo mundo, pero con la certeza de su pasado. Una voz interior la guía, impulsada por la...