1. Desfortunado

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Narración:

Una gran habitación de cine recién terminada de instalar, muchos asientos y luces bastante tenues por el momento. La pantalla gigante aún apagada es el foco del escenario que se mantiene sin espectadores de los cuales obtener entretenimiento todavía... y lo más importante del lugar:

Un Dios furioso que no encuentra con quien desquitar su ira.

Lastimosamente y para desgracia de la ocasión, apareció él sin más en ese sitio, no sabía con exactitud donde estaba y eso lo hace enojar más y más.

¿Algo que un ser omnipotente no pueda saber?

Alastor; el autoproclamado demonio de la radio también terminó apareciendo en en la sala de cine.

Pobre de él.

No sabe lo que le espera, ¿verdad?

Alastor:

(¡¿Hmm?! ¿Dónde se supone que estoy? Apenas puedo ver en este sitio, por lo menos los alrededores mantienen una buena higiene, pero ¿qué es eso de allí?)

Caminar era mi aparentemente única alternativa, una luz más brillante que las demás me atrajo al centro de la sala, odiaba esa caja gigante en el centro del escenario, pero mi curiosidad era más grande, sin embargo, por obvias razones tome mis precauciones debidas y me acerqué con cuidado a la pequeña y brillante luz.

Me daba más curiosidad entre más la miraba, ¿será este un sueño? Me preguntaba, ojalá hubiera alguien que pudiera responderme, aunque tampoco lo considero algo bueno después de todo, traté de tocar la luz y está fácilmente desapareció. Ugh, odio los artefactos sagrados... seguro este es un último regalo de ese molesto y grosero ángel; el primer humano.

Agradezco que haya sido eliminado por mi pequeña Niffty. ¡Jaja! Al parecer siempre tengo razón.

Narración:

Muy mala elección de palabras, Alastor.

Dios lo sabe todo, él ve, escucha hasta el más mínimo pensamiento de quien él mismo desee.

Y tú no eres la excepción, demonio de la radio.

- Tú serás quien cumpla el papel de 'salvador' esta vez. - escuchó Alastor, de inmediato su cuerpo se puso tenso y rígido como una piedra. ¿Acaso estaba nervioso? No, tal vez es más que eso, mucho más. Por alguna razón, el corazón de Alastor se hundió en su pecho, sus manos comenzaron a temblar y tiritar con tanta insistencia que le costaba sostener su bastón rojo y con cara de micrófono. Aquella voz fuerte y profunda le causó un mal y terrible sabor en la boca, como si algo no estuviera ni fuera a estar bien a partir de este punto...

- Disculpe, señor. ¿Me dejaría saber quién es usted? - pidió tratando de sonar seguro como siempre lo hacía, por supuesto su sonrisa espléndida y amarilla nunca caía, sin embargo eso no significaba que estuviera mejor después de sentir constantemente como las palabras se le atascaban en la garganta, tal parecía ser que su subconsciente tratara de advertirle de todas las maneras posibles que huyera, que escapara de allí.

- Oh, no tienes de qué preocuparte, Alastor. Dejémoslo sencillamente en que tú fuiste hecho a mi imagen y semejanza. ¿Eso te suena a algo que recuerdes..? - respondió con una sonrisa de oreja a oreja el ser supremo, sus pasos resonaban en la silenciosa sala gigante y el cuerpo de Alastor se negaba a dejarlo moverse para darse la vuelta y ver con quien estaba hablando, de todos modos no era necesario. La pista dada por Dios era más que suficiente para el que el venado supiera quién era.

Cómo se menciono antes:

Pobre Alastor.

La va a pasar muy mal por un tiempo que para él será eterno.

Hazbin Hotel reacciona a... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora