Mi refresco

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Era un día normal en la vida de Edgar, un emo con depresión desempleado y universidad trunca por estos problemas, vivía con su padre Byron aún a los 20 años y su hermana 2 años menor Colette, quien trabajaba en una tienda que vendía cosas de Sanrio.
-Bájale a esa chingadera!- grita su padre furioso
-¡Tú no me entiendes!- responde cerrando la puerta de golpe y subiéndole más al estéreo barato que les dejó su madre mientras canta "miedo a las alturas" de pxndx, una de sus bandas favoritas, incluso tenía todos sus discos, excepto el "arroz con leche", pues de cierta forma le traía malos recuerdos.
Entra Byron enfadado con la llave del cuarto y apaga la bocina.
-¡Te dije que quitaras esa fregadera!- levanta el estéreo con rabia
-¡No lo tires!- se le lanza como si no hubiera nada más importante y empiezan a jalonear el aparato
-¡¿Por qué me quitas lo único que me hace feliz?!- pregunta con una voz sollozante y mocos en la boca, a lo que su 'apá responde soltando la bocina, Edgar la pone en el piso mientras se limpia las lágrimas sentado en el piso
-Ten, sal y distraete un rato- su padre le da 200 pesos que acepta silenciosamente y proceden a irse cada quien por su lado.

Edgar sinceramente no sabe a dónde ir, pero cree que lo mejor será no estorbar en casa si no tenía intenciones de ayudar, así es que toma el primer camión que encontró con esperanzas de que lo llevara a un buen destino, pagó sus 11 varos y le tocó parado, lo que le faltaba para que este día fuera igual de deprimente que el resto.
Pasaron 30 minutos de viaje hasta que el camión hizo su última parada cerca de un centro comercial al cual aprovechó para ir, casualmente era el mismo en el que estaba el local en el que su hermana trabajaba y no quería toparse con ella, por lo que decidió irse a el otro extremo del sitio porque ya casi sería la hora en la que termina su turno.
- Tal vez debería ir a ver una película- pensó mientras veía la cartelera, después de todo, dicen que al ver películas durante dos horas los problemas son de otras personas, ¿cierto?, era miércoles, un día poco concurrido, la fila corta y el tiempo de espera también.
-Buenas tardes, ¿para qué película?-
Dice la cajera de voluminoso cabello blanco con confianza
-Para la de Venom- responde evitando el contacto visual, eso lo hacía parecer algo autista mientras se sobaba las manos, la chica le entrega el boleto
-Son 50 pesos- le entrega el dinero y procede a irse, pero al leer qué sala es se percata de que la reina del desastre se equivocó y le dió boletos para la del Guasón, no la quería ver por las críticas de internet, pero le daba demasiada ansiedad reclamar que simplemente entró a la sala.

Al entrar al lugar, sorprendentemente estaba vacío, checó la hora y se supondría que la película debió comenzar hace 10 minutos, pero aún así las luces estaban apagadas y ni siquiera sacaban anuncios, por lo que había una pequeña esperanza de que la pondrían aunque sólo sea él
- Aquí dice que me toca el lugar 1B, mmmh, pero no hay nadie... tal vez debería...- piensa mientras selecciona un lugar, al decidirse está algo distraído por la oscuridad y termina tirando una Red Cola de 2 litros.
-¡Oye, ¿ qué te pasa, pendejo?!- se levanta agresivo un tipo medio asiático con uniforme del cine mal puesto, a lo que Edgar se hace para atrás y baja la mirada
-¡Pe...pe... perdón!- y termina corriendo hacia el lugar que se supone le tocaba
-¡Espérate!, tú eres como rarito ¿no?- el chino se dirije al interruptor para encender las luces, el otro parece estar en completo silencio evitando su mirada.
-¡Oh, qué sorpresa, un emo!, ¿quieres ver la peli?- el Edgar todo indignado aprieta los puños hacia sus costados con los brazos rectos mientras grita con los ojos cerrados
-¡No soy emo!- con los brazos cruzados y una ceja levantada lo barre con la mirada - Sí, como digas-
-Neta no entiendes nada- el emo susurra mientras se acerca a la salida
-Ah, ¿entonces no vas a ver la del Guasón?, ¿te gustó más la primera?, a mí también, es que la Harley lo nerfeó- el morro darks se voltea para ver lo que quería el chino que le extendió la mano para estrecharla
-Soy Fang, ¿y tú?- demostró una sonrisa cálida y muy linda que, a comparación de la de su hermana no daba miedo y parecía sincera proviniendo de un desconocido
-Edgar- correspondió el estrechazo y dió un ligero mirón hacia sus rasgados ojos que lo dejaron maravillado, nunca había hecho contacto visual con nadie que no fuera Colette, por un instante todo se detuvo en su mente, ese electrificante roce podía detener el tiempo...
Hasta que Fang le apretó de más la mano y lo acercó a su brazo para darle un buen abrazo de compas con una sola mano
-¡Bien Edgy, me debes un chesco!-
Las esperanzas de Edgar en la humanidad de pronto se derrumbaron y eso se notaba en su rostro.

Hasta que Fang le apretó de más la mano y lo acercó a su brazo para darle un buen abrazo de compas con una sola mano-¡Bien Edgy, me debes un chesco!-Las esperanzas de Edgar en la humanidad de pronto se derrumbaron y eso se notaba en su rostro

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Mi Citalopram (fadgar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora