doce: la promesa del ángel

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"Sobreviviré hasta el final con desesperación en un mundo cruel, incluso si todo desaparece, no me he ido. Incluso si muero, no he terminado con esto." (JUST BREATHE ft. 3RACHA – SKY-HI)

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Cuándo desperté, lo primero que noté en medio de mi adormecimiento es que el cuerpo me dolía. Me dolían las piernas, los brazos, el pecho y el lateral de mi estómago. Pero también noté que tenía mucho frío.

Mis manos comenzaron a temblar levemente, y entonces también me di cuenta que algo dolía en mi mano. La moví un poco, sintiendo algo atravesar la piel fina.

Era una aguja.

Espabilé, asustada. Miré a mi alrededor lo mejor que pude, no podía abrir bien los ojos. Y cuando moví la cabeza con lentitud, sin llamar la atención de la mujer a mi lado, me le quedé viendo.

Era la misma pelirroja que vi antes, con el amigo de Changbin. Estaba sentada en la silla a mi lado, sus ojos y manos se movían rápidamente mientras tejía con hilos gruesos lo que parecía ser una camiseta o un suéter, de colores blanco y negro.

Contra la luz de la lámpara, el brillo de un anillo en su dedo que no noté antes destelló en toda la habitación.

Al mover mejor la cabeza para verla mejor tejer eso, el dolor de cuello me atacó. Gemí en voz baja, adolorida, lo que la hizo levantar la cabeza de golpe. Sus ojos verdes me miraron con asombro, pero ella sonrió.

—¡Oh! Estás despierta—dijo con voz alegre, respiré pausadamente mientras ella metía sus agujas y el trozo de suéter a medio hacer en un bolso Versace limitado. Mi madre también tenía uno como ese, color beis en ese tamaño exacto.

Era de la colección La Medusa, valorados en mil quinientos dólares, y esta chica sólo lo usaba para... ¿meter sus cosas de tejer? Noté las bolas de tela, al menos doce, ahí dentro. Fruncí el ceño levemente ante esa extraña vista.

Si mi madre la viese haciendo eso con una bolsa de mano Versace, la mataría el infarto que le daría. Pero era refrescante ver a alguien usar algo tan caro de forma tan desintersada.

—Tengo que llamar a Changbin, está fuera del hospital buscando algo de comer—se puso el teléfono en la oreja, supuse que lo llamaba por teléfono—. ¿Te duele algo, Iseul?

¿Cómo sabía mi nombre? De seguro Changbin se lo dijo. Murmuré un asentimiento por lo bajo, y ella asintió con la cabeza sin dejar de sonreír con ternura.

—Lo supuse. Le pediré que... Oh, Changbin—dijo, desviando la mirada de mí a algún punto de la habitación—, Iseul despertó. Sí está bien, dice que le duele algo, pero no sé qué es. ¿Podrías traer a una enfermera contigo? ¿Changbin? ¿Hola?

Se quitó el móvil de la oreja, curiosa.

—Ah, me colgó. Bueno, creo que viene hacia acá—se metió el móvil en el bolsillo trasero de sus pantalones, se quedó de pie a mi lado—. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? ¿Puedo darte algo de agua, quizás? Debes estar sedienta.

Moví la cabeza levemente de arriba a abajo. Abrí la boca para decir algo, pero salió un suspiro ronco. Mi boca estaba seca, mi garganta también, y fue entonces cuando reparé en que mi nariz tenía cosas dentro. Eran como unos tubos a lo largo de mis fosas, pero aún así no podía respirar bien por ella.

—Ven, te sentaré levemente usando la camilla eléctrica—levantó el colchón lentamente, sentándome hasta que me quejé por el dolor de mis costillas. Ella quitó el dedo del botón bajo mi camilla de inmediato—. Lo siento, un poco más abajo ¿quizás?

힘 (strenght) - seo changbin (stray kids) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora