45. EL NUEVO REGIMIENTO

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Sandra está muerta...

Ha estado muerta antes. Para ella la muerte no es más que un momento de Paz que termina cuando Alice vuelve a curar sus heridas mortales. La tecnología de los Elliott es ciertamente milagrosa.

Algunos creerían que una tecnología capaz de salvar de la muerte a alguien sería una bendición. Sin embargo, para Sandra se ha vuelto únicamente una condena.

Luego de su "traición" a los Elliott y a la compañía, la mujer fue encerrada en lo más profundo del taller de Alice en donde, literalmente, la hija mayor de James se la pasa torturando de mil y un maneras su frágil cuerpo que todo el tiempo cuelga desnudo del techo, sus brazos juntos y encadenados, al igual que sus piernas. Las heridas la hubieran matado, si no fuera porque la tecnología de sanación siempre la salva.

Siempre escucho que los pocos humanos no Elliott que tengan esta tecnología debería sentirse afortunado de que su cuerpo reciba tal bendición. Las enfermedades, desgarros e incluso amputaciones se regeneran. Sin embargo, Sandra no se siente bendecida.

Su boca no ha sentido comida alguna desde hace mucho tiempo, tampoco la dulcedad del agua. Solo se mantiene viva gracias a que la máquina regenera lo que los ácidos de su estómago vacío dañan.

Ella se volvió un ejemplo de lo que sucede cuando alguien se cree superior a los Elliott. Su humillación fue transmitida frente a todos los soldados, quienes quedan horrorizados y solo apartan la mirada al imaginar que podrían ser ellos. Esto ha mantenido a raya cualquier revuelta.

La muerte es un regalo que solo se les dará cuando Alice se canse de jugar o acepte esa propuesta.

El final del dolor a cambio de una simple información: La Cabeza de Tessa. Esa traidora es la única a la que los Elliott odian más que a los mismos demonios de hierro. Esa maldita folla drones, así la llaman.

Sandra estuvo muchas veces a punto de aceptar. Sin embargo, a pesar de todo, seguía queriendo a su hija y creía que en algún punto ella vendrá a salvarla. Tessa es fuerte, es lista y, sobre todo, nunca la dejaría pudrirse en esa celda para siempre... ¿Verdad?

Ha pasado un año. No, más de un año. O tal vez menos, pero se siente como más de un año. La verdad es que Sandra no lo sabe bien, el tiempo es confuso cuando pasas todo tu tiempo en tinieblas.

Hoy, como todos los días, Alice entra, lista para volver a torturarla una vez más.

Sin embargo, hay algo diferente, su mirada tétrica es reemplazada por una de pena y arrepentimiento. Esto sucede algunas veces, en una de esas ocasiones por poco rompe sus cadenas, pero siempre regresa a su mecánica actitud al último momento.

Sandra ha teorizado que alguien la está controlando. Oh, tal vez solo sea un juego para hacerle sentir pena por su captura o darle alguna esperanza de liberación si es que es obediente. Sea como sea, no puede importarle menos a este punto.

Ella lo tiene claro. Los Elliott son unos monstruos... SIN EXCEPCIONES.

Los Elliott son una familia contaminada, traicionera y cruel, la cual espera con ansias que el infierno tenga una habitación especializada para cada uno de ellos.

Alice se acerca a ella y la toma del mentón. Hoy no habra tortura, sabe la rutina. Solo miradas tristes y disculpas vacías por parte del monstruo al frente de ella. De que no puede controlarse, de que no es ella misma y que la liberaría si pudiera.

Sandra no le cree nada. Su compasión es respondida con un escupitajo en su pantalla y una mirada del más absoluto desprecio y odio.

Alice no puede culparla, así que decide dejarla tranquila por hoy. Sin embargo, antes de irse, Sandra la detiene en seco con una sola frase: "Aceptó la propuesta".

Batalla por Copper 9 || [MURDER DRONES AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora