—¿Quién chingados era ese pendejo?—Pregunto mi novio Victor con una expresión de total enfado.
Estábamos llegando a casa después de un día bastante largo en el centro comercial.
—Era mi mejor amigo.
Reí levemente, pues me causaba gracia la reacción de mi novio.
—Mm, pinche amiguito tuyo, bien juntito de ti siempre.
Una carcajada un poco más notoria salio por mi parte.
—¿Estas celoso de mi amigo?
¿De Román?-Pregunte en un tono burlón.Él solamente me dio una mirada que demostraba lo celoso que estaba.
—No, no estoy celoso. Mejor cállate o me voy a enojar más.
—No manches, amor, tú sólito te descubres. Claramente estas más que celoso.
Dije mientras mi risa era incontrolable en ese momento.
Él soltó un bufido y se paso una mano por el pelo, finalmente, respondió con un toque de enojo.
—A la verga, si estoy celoso y ¿qué? ¿Qué problema hay con que cele a mi novia?
Yo reí aún más fuerte ante sus palabras. Sabía que era alguien sumamente celoso, pero igual me gustaba tomar en cuenta esa situación para bromear un poquito con él.
—Ya, mi amor—Dije mientras enrollaba mis brazos al rededor de su cuello-No te pongas celoso de nadie, simplemente fue a saludarme y ya.
Replique tratando de calmarlo un poco, pues no me gustaba que se enojara, y mucho menos conmigo.
—Mira, hagamos algo, si tú no te enojas yo te doy un regalo en la noche, de esos que tanto te gustan.
Propuse mientras lo miraba con una sonrisa picara.
Él alzó las cejas interesado y se acerco a mi oído. Ya sabía de que se trataba todo.
—¿Y vas a aguantar?—Pregunta él para luego dejar una nalgada en mi trasero.
—Puede que si—Reí y mordí mi labio inferior suavemente.
—Pues entonces ya no estoy enojado.
Dijo el con una sonrisa maliciosa.
—Ahora si, nada más para lo que te conviene—Di un leve golpesito en su hombro mientras negaba con la cabeza, manteniendo aún mi sonrisa.
—Hay prioridades, chula—Respondió mientras se escondía en mi cuello—Además, tú me debes algo desde hace mucho—Continuo mientras dejaba un pequeño beso húmedo en mi cuello.
—Pues te cobras las dos de una vez—Dije a la par de que echaba mi cabeza hacia atrás para que tuviera más espacio para depositar sus besos.
—Uuy, te voy a dejar sin caminar por al menos unos tres días—Bromeo para luego morder mi cuello.
—Mm, que chistosito me saliste, Victor—Respondí mientras reía.
—Nomas digo, mami—Dijo y siguió con lo suyo.
—No, mi amor, nada de eso—Dije y me separe de él—Mejor vente, vamos a descansar un rato, me duelen demasiado los pies.
Dije mientras tomaba su mano y lo llevaba hasta la habitación.
(...)
Abrí mis ojos dándome cuenta que el sol ya se había ocultado, a mi lado estaba mi novio, el cual, se veía demasiada pacifico durmiendo, se veía como un ángel, aunque en realidad era un demonio.