6. Darío se hunde más profundo

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Una noche de reflexiones

Luego de ese día bastante inusual, Darío esperaba que la noche le diera un poco de paz. Quizás no debió, pero le contó a sus amigos más cercanos del mundo Boca sobre su "aventurita" con aquella periodista deportiva. Ellos le respondieron con mensajes tales como:

Carlitos: "Y bueno che... vos ya sos grande y sabés lo que hacés, Pipa. Y no,  el alcohol no es excusa"
Milton: "Faaaa loco, empezá a rezar a partir de ahora para que la minita no se pasee por todos los medios contando lo de ustedes. Sabés de todo lo que son capaces algunos con tal de ganarse sus 30 segundos de fama"
Fernando: "Pipa, ya sé que querés recuperar a Adam. Pero estás soltero ahora, podés hacer lo que quieras. No tenés que sentir culpa ni rendirle cuentas a nadie."
Marcos: "Uhhh mal ahí, loco. Pero che: ¿estaba buena la mina aunque sea?"

Darío tenía la cabeza a mil. Sólo rogaba a quien fuera, que todo lo que pasó con Julia muriera ahí nomás. Con todo eso en mente, se fue a bañar, como si el agua deslizándose sobre él fuera a quitarle todos los mambos que tenía encima.

Luego de la ducha, se preparó algo liviano para cenar: ensalada de tomate y lechuga con milanesa de pollo. Obviamente, el vinito en la mesa no podía faltar. Esa bebida no pegaba ni con cola con lo que estaba comiendo, pero era como un bálsamo para su cabeza, le ayudaba a poner "en off" a su mente y también a dormir (casi) sin problemas.

Una vez finalizó su cena, se fue a lavar los dientes y se acomodó en su cama, haciendo zapping. Se quedó mirando un programa de Guido Kaczka bastante entretenido, hasta que sin darse cuenta, se quedó dormido en cierto punto.

Enfrentando el nuevo día

Eran las 8:45 de la mañana del Lunes. La alarma del celular de Darío resonaba por todo el cuarto hacía como media hora. Darío, sin despegar su cara de la almohada, estiró el brazo para agarrar el celular. Pero el mismo terminó cayendo al piso. Con un gruñido, el futbolista se sentó en la cama, restregándose los ojos y tomando el teléfono que yacía en el suelo. La alarma se llamaba "Entrenamiento Bokita". Él la apagó, estiró sus brazos en dirección vertical y dejó salir un largo bostezo.

Darío: - La conciencia del mono... Otra vez que voy a llegar tarde.

Con mucha pereza, el delantero se fue a duchar. Luego, se preparó un desayuno sencillo: café bien fuerte con tostadas, mermelada de durazno y queso blanco.
Una vez hubo comido, se vistió con el uniforme de Boca, una campera infalible negra bien abrigada y se preparó el bolso, que hacía juego con su camperón y sus guantes.
Sólo esperaba que Diego Martínez hoy no lo mirara con tan mala cara (aunque sinceramente, no podía culparlo tampoco) ni lo reprendiera como las otras veces. Con esta esperanza en mente, se subió a su auto y emprendió el viaje al predio de entrenamiento de Ezeiza.

Entrenamiento y charlas íntimas

Como era de esperarse, mientras Diego estaba hablando sobre tácticas y demás aspectos con el plantel, quienes estaban sentados alrededor suyo formando una ronda, la repentina llegada de Benedetto al establecimiento sacó a relucir una evidente cara de pocos amigos en el DT.

Diego: - No me digas, Benedetto. ¿Otra vez anduviste de gira? Bueno, por llegar tarde, a vos te va a tocar hacer 40 dominadas más que al resto. A ver si algún día aprendés lo que se llama "disciplina", pibe. Ahora, sentate con los muchachos que les estoy hablando de algo muy importante, y te conviene escucharme atentamente.

Me dediqué a perderte (Benedetto x Bareiro) (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora