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Desperté a la mañana siguiente sintiéndome algo extraña. Estaba en casa, sí, pero después de todo lo que había pasado en España, nada parecía igual. Todo había cambiado: mi vida, mis amistades, incluso cómo me veía a mí misma. Y claro, la distancia entre Oscu y yo.

Natalia, con su instinto de amiga y manager, apareció en mi puerta con una taza de café.

—¿Lista para el día? —me preguntó con una sonrisa tranquilizadora.

Asentí, tomando el café y agradeciéndole. Natalia siempre sabía cuándo hacerme sentir mejor. Desde mi regreso, había sido más que solo apoyo; había sido como una hermana mayor que me escuchaba y me daba consejos. Nos sentamos juntas en la sala, charlando de todo un poco.

—¿Cómo estás? —me preguntó, mientras hojeaba algunas ideas para mis próximos proyectos.

—Siento que no estoy preparada… pero al mismo tiempo, quiero enfrentar lo que venga —dije sinceramente, recordando todo el apoyo que había recibido en la Velada y en el stream de regreso.

Natalia asintió, y estuvimos un rato hablando de las oportunidades que podrían surgir después de haber ganado la Velada. Entre risas y anécdotas, el ambiente se sentía ligero, como si todos los problemas de los últimos días se fueran desvaneciendo. Aunque, claro, la sombra de la distancia con Oscu seguía presente.

Más tarde, encendí mi celular y vi un mensaje de Oscu.

"¿Cómo estás, Sofía? Sé que ha sido un poco caótico después de la Velada, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti."

No pude evitar sonreír. Me había acostumbrado tanto a su apoyo, a su manera de hacerme sentir comprendida, que leer sus palabras me tranquilizó.

"Gracias, Oscu. Estoy bien… extrañando mucho todo, pero aquí vamos."

Conversamos por un rato, compartiendo recuerdos y hablando de cómo habían sido estos días de regreso. Era reconfortante saber que, a pesar de la distancia, seguíamos en contacto. Su presencia, aunque fuera a través de mensajes, me hacía sentir que nada había cambiado.




(...)






Natalia me ayudaba a organizar una agenda de nuevos proyectos, streams, y colaboraciones. Era un buen momento para enfocarme en todo lo que había dejado pendiente. Los seguidores notaban mi esfuerzo, y sus mensajes de apoyo no se detenían. Sin embargo, cada vez que alguien mencionaba a Oscu, sentía una punzada en el pecho.

Una noche, mientras estaba en mi habitación, recibí una llamada de él.

—¿Oscu? ¿Qué haces despierto tan tarde? —le pregunté, riendo un poco al escucharlo con voz de cansancio.

—Es que… quería hablar contigo, nada más —dijo con su tono tranquilo. Había algo en su voz que me hacía sentir en paz—. ¿Cómo has estado? ¿Todo bien?

Nos quedamos hablando un buen rato, compartiendo cómo habíamos pasado los días desde la despedida en España. Era extraño; aunque lo tenía lejos, hablar con él me hacía sentir como si estuviera al lado mío.

—¿Te gustaría que nos viéramos pronto? —me preguntó, titubeante, como si también sintiera esa necesidad de reencontrarnos.

—Claro… me encantaría —le respondí con una sonrisa que, sabía, él no podía ver pero tal vez podía sentir.

Esa noche, me quedé dormida con el teléfono en la mano y una sensación de esperanza. Quizás la distancia no sería un obstáculo tan grande como parecía.

𝐬entimientos vedados ࣪˖ ִֶָ Oscu  Tnજ⁀➴𝐬ofia𝜗𝜚˚⋆ ⌇🟣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora