Capitulo XX

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Aemma estaba preocupada por su hija, sabía lo que ella estaba sintiendo. Y la comprendía, más no podía compartir su sentir.

Aemma amaba a Viserys, pero sabía que Viserys no viviría luego de todos los errores que había cometido.

Había matado a sangre fría al hijo inocente de Daemon, había matado a la madre de ese niño, había traicionado a Daemon más veces de las que se podían contar, y como si fuera poco, las había traicionado a ellas también.

A ella la había encerrado para que no fuera por su hija, y a Rhaenyra la había abandonado en las manos de un hombre que él sabía bien solo quería venganza.

Aemma no se podía considerar una aliada de Daemon, aún resentía que él hiciera sufrir a su hija y siempre resentiría que él la hubiera obligado a casarse con él, pero tampoco podía ocultarlo por querer la cabeza de Viserys.

Aemma lo aceptaba, porque sabía que era algo que él necesitaba, y que el pueblo comenzaba a exigir.

El ataque a los dragones, que muchos en los siete reinos consideraban como las criaturas que los protegían, habían desencadenado odio hacia Viserys, y si Daemon, llegara a considerar no matarlo, el pueblo lo exigiría.

Sin embargo ella sabía que Rhaenyra tenía un buen corazón y que amaba a su padre, y que ella sería capaz de seguir insistiéndole a Daemon.

- Rhaenyra- dijo Aemma cuando vio a Rhaenyra esperando fuera de uno de los consejos de guerra de Daemon- Por favor, sal de acá- dijo Aemma y Rhaenyra negó.

- Madre ¿Acaso no te preocupas por papá?- preguntó Rhaenyra y Aemma la tomó del rostro.

- ¿Él se preocupó por ti? Y si lo hizo ¿Hizo algo por ti? Mírate a ti misma, casada con un hombre que pudo haberte torturado de formas horribles, prisionera en un palacio ¿Tú padre hizo algo por ti?- preguntó Aemma y Rhaenyra lloró.

- No lo sé, tal vez lo intentó- dijo Rhaenyra y Aemma negó.

- No lo hizo hija, lo que él hizo fue abandonarte, por favor, no provoques a Daemon, que él esté enamorado de ti, no significa que haya cambiado- dijo Aemma y Rhaenyra se sonrojó.

- Él no está enamorado de mi, y no le tengo miedo- dijo Rhaenyra nerviosa, porque en realidad, si le tenía demasiado miedo, pero no dejaría que nadie lo supiera.

- Rhaenyra- insistió Aemma pero ella no se movió de allí hasta que Daemon salió.

Daemon la observó, y la ignoró cruelmente porque realmente no quería escuchar sus peticiones de que perdonara la vida de Viserys.

Si la escuchaba, terminaría discutiendo con ella.

- Daemon ¿Así es como los reyes tratan a sus esposas?- preguntó ella gritándole en medio de uno de los pasillos frente a sus generales.

Daemon la ignoró, y Aemma trató de llevarse a su hija de allí, pero Rhaenyra quería que él la escuchara.

- Pensé que un hombre que se atrevía a usurpar el trono, tendría el valor para enfrentar a su esposa, pero veo que solo eres un cobarde- dijo Rhaenyra y todos se quedaron en silencio.

Daemon respiró hondo y caminó hacia Rhaenyra.

- Daemon por favor, no le hagas daño a mi hija- gritó Aemma interponiéndose entre ellos pero Daemon la apartó con cuidado.

- ¿Quieres ver lo que ha causado tú amado padre? ¿Quieres verlo?- preguntó Daemon tomando a Rhaenyra con fuerza del brazo, ignorando las súplicas de Aemma- Yo te llevaré a verlo.

La Jaula del Dragón (Dark Daemyra)Where stories live. Discover now