C: Trotamundos - Preparativos

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Has optado por la vida del trotamundos: dejar las comodidades (y paredes) de la posada para lanzarte de cabeza al vasto y misterioso mundo. El sendero de un aventurero está pavimentado de promesas de aventuras épicas, encuentros inesperados y paisajes que solo has visto en viejas postales o escuchado en tabernas entre copas. Mientras otros se instalan y se aferran a sus paredes de piedra, tú prefieres el viento en la cara, los caminos inciertos y el reto de enfrentarte a criaturas que ni en tus peores sueños habías imaginado. Y lo mejor de todo, además de acumular riquezas y cicatrices, es la posibilidad de conocer a toda clase de personajes, de valientes guerreros a ladronzuelos astutos y quizá alguna que otra hechicera con más encanto del que podrías resistir. Aquí no hay destino fijo, solo un viaje interminable lleno de sorpresas y leyendas esperando a ser vividas... ¡es hora de poner un pie en el camino y ver qué te depara el horizonte!

Antes de salir de tu pueblo y adentrarte en lo desconocido como el trotamundos intrépido que quieres ser, no basta solo con calzarte las botas y ajustarte el cinturón. Necesitas prepararte a conciencia, y eso significa abastecerte con algunos indispensables.


Primero, lo básico: un buen mapa, idealmente de un cartógrafo en sus cabales (no el del gnomo ebrio que ya mencionamos). Y, por supuesto, una brújula mágica; una que no solo apunte al norte, sino que también detecte criaturas peligrosas o el camino hacia la posada más cercana cuando estés desesperado. Los aventureros experimentados juran que hay brújulas que brillan en color rojo si algo con colmillos te sigue de cerca, ¡un toque que nunca está de más!



Pociones de todo tipo y color también son clave. Las de curación rápida son obligatorias, pero no subestimes las de invisibilidad temporal o las que te hacen resistente a los ataques mágicos (o a las posibles intoxicaciones de la taberna local). Algunas pociones solo duran unos segundos, así que úsala justo cuando estés en problemas o, mejor aún, cuando un ogro gigante esté a punto de embestirte.


Comida no perecedera es otro elemento de la lista, aunque la palabra "no perecedero" es relativa en el mundo de los trotamundos. Quesos duros, pan de viaje que podría usarse como proyectil y, si tienes suerte, carne seca o algo mágico que no se pudra al tercer día. Dicen que la tienda de la vieja Kira vende un pan místico que se regenera si lo comes de la manera adecuada... o que te dará un sarpullido si fallas en el primer mordisco.

Ah, y si tienes espacio, llévate también un medallón (que siempre da un toque de misterio), y una capa resistente a todo tipo de climas y humores de dragón. A medida que avanzas en tu viaje, cada uno de estos detalles será crucial para sobrevivir o, al menos, para tener una gran historia que contar en la siguiente taberna.


Pero sobre todo, antes de lanzarte a la aventura, hay algo que ningún trotamundos debe olvidar: un buen bestiario. Porque nada arruina más una expedición que confundir un dragobull (vegetariano y generalmente pacífico) con un toroexpiro (que, por su nombre, quizá ya imaginas que no va a tener un buen día contigo). Por eso recomendamos la "Guía de Razas y Criaturas Fantásticas", una colección de sabiduría aventurera esencial. Este valioso tomo incluye desde las especies comunes que podrías encontrar en cualquier pueblo hasta las bestias raras y algo letales que mejor ni mirar. Puedes conseguir esta joya en la posada de "El Champiñón Volador" o en tu gremio de aventureros más cercano. Créeme, con esta guía en mano, hasta el más fiero basilisco puede parecer un inofensivo lagartito (o al menos sabrás hacia dónde correr).


El Gran Salto al Más Allá... ¡y con el Estómago Bien Lleno!

Con todos estos preparativos bajo el brazo (y en la mochila, si es que logras meterlos), estarás listo para pisar más allá de los muros de tu ciudad y lanzarte a lo desconocido como todo buen trotamundos. Con un mapa en una mano, una brújula en la otra, y una colección de pociones y raciones que ni el más acaudalado alquimista envidiaría, tus posibilidades de sobrevivir al primer día aumentan... un poco. Eso sí, si llevas el bestiario, serás la envidia de cada posada y fuego de campamento: cuando todos teman al ruido en la oscuridad, tú serás el único en poder decir: "Tranquilos, eso solo suena como un bramote dentilargo... con hambre."

Así que respira hondo, ajusta las correas de tus botas, y alégrate, porque estás a punto de coleccionar historias tan épicas que los bardos no darán abasto. ¿Un dragón se atraviesa en tu camino? Sin problema, ¡ya leíste cómo evitarlo en la Guía! ¿Y un ejército de goblins? A por ellos, ¡llevas bocadillos de sobra! Porque la aventura no solo es enfrentar peligros, sino hacerlo con un estómago lleno, una sonrisa confiada... y alguna que otra poción para cuando las cosas se pongan realmente feas.


Guía de Supervivencia para InvocadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora