El primer indicio de conciencia fue el sonido de lápices raspando el papel y el suave murmullo de voces. Noeul abrió los ojos lentamente, pero la vista borrosa que lo recibió no tenía sentido. Estaba en un salón de clases. Las paredes blancas, los pupitres perfectamente alineados y las ventanas por las que entraba la luz del sol le resultaban extrañamente familiares.
Parpadeó, confundido. ¿Cómo llegué aquí? Miró sus manos, temblorosas, pero completamente intactas. Entonces algo extraño ocurrió: sintió el cosquilleo de una sensación olvidada. Movió su pierna derecha, luego la izquierda. Un jadeo escapó de sus labios cuando procesó lo que acababa de hacer.
—No... no puede ser —murmuró con los ojos bien abiertos. Lentamente se incorporó en la silla, bajó sus pies al suelo y, con una mezcla de incredulidad y miedo, intentó ponerse de pie. Al principio, sus piernas temblaban, pero pronto se estabilizaron bajo su peso. Estaba de pie.
El nudo en su garganta creció y las lágrimas se acumularon en sus ojos. Sin poder controlarse, estalló en un grito:
—¡Puedo caminar! ¡Dios, puedo caminar!
El salón entero se volvió hacia él con expresiones de confusión y sorpresa. Peat, sentado a su lado, lo miraba como si estuviera loco.
—¿Qué estás diciendo, Noeul? Siempre has podido caminar.
Pero Noeul no le escuchaba. El impulso lo dominó y salió corriendo del salón, riendo y llorando al mismo tiempo. Cada paso que daba era una confirmación de lo increíble que era todo aquello. Su corazón latía desbocado en su pecho, sintiendo la libertad y la movilidad que creía haber perdido para siempre.
Corrió como si el tiempo se acabara, como si esta oportunidad fuera un sueño del que no quería despertar. Entonces, su mente volvió a un recuerdo. En una entrevista, Boss había mencionado que había estudiado en su misma escuela. Si esto es real, entonces Boss también debe estar aquí...
Con un nuevo objetivo en mente, corrió hacia el otro edificio. Los dos edificios estaban separados porque en uno estudiaban las chicas y los donceles, mientras que el otro estaba reservado para los varones. Solo unos pocos donceles estudiaban en el primero, entre ellos Noeul, Peat y su amigo Pooh. Estaba prohibido que donceles y varones estuvieran juntos, pero en ese momento, a Noeul no le importaba. Boss debe estar aquí. Tengo que verlo.
Con el corazón acelerado y la respiración agitada, llegó al edificio donde estudiaban los chicos. Se dirigió directamente a la piscina, recordando que Boss solía pasar mucho tiempo allí. Cuando empujó la puerta y entró corriendo al lugar, lo vio. Boss estaba de pie junto a la piscina, vestido solo con su bañador, probablemente acababa de terminar el entrenamiento. Los demás chicos y entrenadores estaban a su alrededor, pero Noeul solo tenía ojos para Boss.
Su pecho se llenó de una oleada de emociones, y sin pensarlo, gritó su nombre:
—¡Boss!
El sonido de su voz resonó en el recinto, atrayendo la atención de todos. Pero Noeul no se detuvo. Corrió hacia él, ignorando las miradas curiosas y las palabras susurradas a su alrededor. Cuando llegó a donde estaba, sin dudarlo, lo abrazó con todas sus fuerzas, rodeando su torso y aferrándose a él como si su vida dependiera de ello.
—¡Te he extrañado tanto! ¡No sabes cuánto te quiero! —dijo Noeul entre lágrimas, su voz rota por la emoción.
Boss, por otro lado, estaba completamente paralizado. Al principio, el abrazo lo tomó por sorpresa, pero lo que realmente lo dejó perplejo fueron las palabras de Noeul. Podía sentir las miradas de todos los chicos y entrenadores clavadas en él, y su rostro comenzó a arder de vergüenza. Intentó apartar al pequeño doncel que se había trepado a su cuerpo, pero Noeul seguía aferrado, sollozando y expresando todo el amor y la angustia que había sentido.
—¿Qué estás haciendo? —murmuró Boss, incómodo—. No... no deberías estar aquí.
—No me importa —respondió Noeul, con la voz temblorosa—. Solo quiero que sepas lo feliz que estoy de verte. ¡Te he extrañado tanto!
Boss lo miraba sin saber qué hacer. Las palabras de Noeul lo desconcertaban, y la forma en que se aferraba a él lo hacía sentir expuesto. Estaba demasiado consciente de las miradas alrededor, y aunque parte de él quería entender lo que estaba pasando, el sentimiento de vergüenza era abrumador.
Antes de que la situación pudiera escalar más, uno de los profesores intervino. Caminó rápidamente hacia ellos, con una expresión seria, y apartó a Noeul de Boss. Lo tomó del brazo con firmeza, arrastrándolo fuera de la piscina, pero Noeul seguía resistiéndose, gritando a todo pulmón.
—¡Estoy feliz de verte! ¡No me importa lo que piensen! ¡Boss, te quiero!
Los gritos resonaron en el lugar, y aunque el profesor lo sacó a la fuerza, Noeul seguía tratando de volver, sus ojos llenos de lágrimas, su pecho oprimido por el amor que sentía, incapaz de contener todas las emociones que había reprimido durante tanto tiempo.
Boss piensa que Noeul es un rarito ajsjasjsaj
Te entiendo Noeul yo también abrazaría a mi idol si tuviera la oportunidad y si pudiera, probablemente solo me quede congelada en mi lugar ajsjasjas
Por cierto esta historia la estaré actualizando un poco seguido pues ya tengo la mayoría de los caps escritos.
Nos vemos!!!
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Destiny's Clock // BossNoeul
FanficBoss Chaikamon es una estrella brillante en el mundo del entretenimiento, cuyas apariciones en el escenario y su vida aparentemente perfecta esconden una profunda agotación emocional. Mientras tanto, Noeul Nuttarat, una fiel admirador, ha encontrado...