Un joven, cuyo nombre se ha desvanecido en el olvido, se encuentra perdido en el limbo hasta que una deidad le ofrece una nueva vida. Reencarna en el cuerpo de Satoru Gojo en el mundo de 𝙈𝙮 𝙇𝙞𝙩𝙩𝙡𝙚 𝙋𝙤𝙣𝙮 𝙀𝙦𝙪𝙚𝙨𝙩𝙧𝙞𝙖 𝙂𝙞𝙧𝙡𝙨, enfr...
Ahora en el cuerpo de Satoru Gojo, el chico caminaba tranquilamente por las calles de Ponyville, reflexionando sobre su nueva vida. Con una mano en la barbilla, se preguntaba qué hacer para encontrar ese supuesto error que la diosa había cometido en este mundo. Además, le rondaba la cabeza la idea de si los eventos de la serie de My Little Pony seguirían su curso habitual.
Satoru Gojo: Qué fastidio será todo esto.
Se dijo a sí mismo, encogiéndose de hombros y soltando un suspiro de frustración. Justo en medio de sus pensamientos, un grito desgarrador resonó a lo lejos.
Al principio, no tenía ganas de involucrarse, pero la urgencia en aquel grito lo hizo cambiar de opinión. Sin pensarlo más, comenzó a correr hacia la dirección de donde provenía el sonido, sintiendo que, al menos, debía intentar ayudar a alguien que lo necesitara.
A medida que se acercaba, la adrenalina comenzó a fluir en él. Aunque estaba lidiando con su propia confusión, algo en su interior le decía que no podía ignorar a alguien en apuros. Así que, con determinación, se lanzó hacia el lugar del grito, listo para afrontar lo que fuera que estuviera sucediendo.
Después de correr unos segundos, Satoru Gojo llegó rápidamente a un callejón donde una chica de piel amarillenta y cabello rosa, con alas en la espalda, estaba siendo acosada por tres mujeres que claramente tenían algo de poder mágico. No le gustó para nada lo que estaba viendo.
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Satoru Gojo: ¡Oigan, mocosas, dejen a la chica en paz!.
Gritó Satoru con rabia, dejando claro que no iba a tolerar esa actitud. Su voz resonó en el callejón, y al instante, las tres bravuconas se dieron la vuelta, sorprendidas por su presencia.
Satoru se plantó en la entrada del callejón, con los brazos cruzados y una actitud desafiante, generando un aire de confianza que parecía intimidar a las acosadoras.
Ellas, al ver que había alguien dispuesto a intervenir, dejaron de lado a la chica y se acercaron, pero manteniendo una distancia prudente, probablemente evaluando si debían meterse en un conflicto con él. Una de las bravuconas, con una mirada desafiante, se acercó a Satoru Gojo con una actitud de superioridad.
Bravucona 1: Escucha, estúpido, mejor lárgate antes de que te haga desear no haber venido aquí.
Le dijo, mientras le lanzaba un gesto despectivo, como si lo estuviera mandando a callar. Satoru, sin inmutarse, dejó de cruzarse de brazos y le sonrió con una mezcla de arrogancia y aburrimiento.
Satoru Gojo: ¿De verdad crees que me asustas? No tengo tiempo para niñerías.
Respondió, acercándose un poco más, confiado en que sus habilidades lo respaldarían. Pero lo que no vio venir fue que una de las otras chicas, con un movimiento rápido, congelara de repente sus piernas. Antes de que pudiera reaccionar, la bravucona que estaba justo frente a él le propinó un puñetazo en el rostro, dejándolo atónito.
