Finalmente, llegaron al Templo del Viento, un complejo imponente construido sobre una montaña. Sus torres y campanarios se alzaban hacia el cielo, dándole una majestuosidad que contrastaba con el estado de destrucción en que se encontraba. Las estructuras de piedra estaban parcialmente derrumbadas, y el suelo estaba cubierto de escombros. En la cima, el símbolo del elemento del viento parecía observarlos como un guardián silencioso.
Kakashi, Mina y Guy subieron las amplias escaleras hasta llegar a una terraza flanqueada por columnas, donde un joven monje de cabello largo y vestimenta blanca los esperaba.
—Bienvenidos —dijo el monje, con una voz tranquila—. Soy Miko, monje de este templo. Supongo que ustedes son los ninjas de Konoha.
Kakashi asintió.
—Así es. Yo soy Kakashi, ella es Mina y él es Guy—dijo señalando a sus compañeros—. Estamos aquí para ayudarlos a recuperar el pergamino robado.
Kakashi miró alrededor, recordando la última vez que estuvo allí. En ese entonces, el templo era un sitio de paz, lleno de monjes, con un aire muy distinto al que ahora lo envolvía. Las huellas de la batalla estaban por todas partes, y en su mente, ya empezaba a imaginar cómo se desarrollaría el enfrentamiento que les aguardaba.
Miko, con expresión grave, los guió hacia una pequeña sala.
—Nuestro maestro está herido, pero puede explicarles lo sucedido. La mayoría de nuestros hermanos han caído o están gravemente heridos, pero él logró sobrevivir.
Cuando entraron, el maestro Kamishame yacía en una camilla, recibiendo tratamiento por sus heridas. Al verlos, intentó incorporarse con esfuerzo. Los tres ninjas inclinaron la cabeza en señal de respeto.
—Bienvenidos, lamento recibirlos así —dijo Kamishame con voz débil. Al reconocer a Kakashi, una sonrisa fugaz cruzó su rostro—. ¡Kakashi! Cuánto tiempo ha pasado... ya no eres un niño.
Kakashi inclinó la cabeza, respetuoso.
—Maestro Kamishame, han pasado muchos años. Espero ser tan útil ahora como en aquella misión que compartimos —respondió.
Kamishame asintió, sus ojos reflejaban un dejo de nostalgia.—Recuerdo tu fuerza, Kakashi. Estoy seguro de que esta vez tampoco nos fallarás —dijo, acomodándose en la camilla con visible dificultad—. Permítanme explicarles la situación. El enemigo es mucho más fuerte de lo que imaginábamos. Intentamos detenerlos, pero nuestras bajas fueron inevitables.
¿Cuáles eran las habilidades del enemigo? Por favor, denos toda la información para poder prepararnos, maestro—dijo Kakashi con seriedad—. Nos encargaremos de que paguen por esto y recuperaremos el pergamino.
Kamishame suspiró, su rostro marcado por el dolor.
—Son dos atacantes. Uno de ellos es conocido como Suran el Grande, un hombre gigante, de casi dos metros, con la habilidad de controlar el elemento tierra, destruyendo todo a su paso. El otro, un niño extremadamente rápido, con un Genjutsu que atrapa a sus víctimas en sus peores pensamientos. Trabajan juntos, y hasta ahora han sido imparables —explicó el maestro con voz grave—. Son de la Aldea de la Nube y, según sospechamos, trabajan para alguien más. El pergamino que robaron contiene información sobre un artefacto sagrado, y no debe caer en las manos equivocadas.
—Agradecemos la información, maestro —dijo Mina, inclinando la cabeza con respeto—. Haremos todo lo posible para traerlo de vuelta.
A la salida, Miko explicó mientras se dirigían hacia la entrada del edificio:
—Lamentablemente, no podemos darles apoyo, nuestros shinobis se encuentran recibiendo atención médica— comenzó a buscar en los bolsillos de su toga —. Sin embargo, hallamos este trozo de tela, que uno de los atacantes dejó atrás. Quizá pueda servirles como rastro
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Tormenta de Verano
FanficEsta historia podría haber sucedido poco tiempo después de que Kakashi deja de ser Cazador AMBU y antes del comienzo de la serie de Naruto.