Capítulo 3

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Este fue un buen día. Muchas personas me verían raro, me dirían que estoy loca o llamarían a algún manicomio. ¿Por qué?

Era lunes, el día menos favorito de más de dos tercios de la población total en el mundo. Me levanté a las 4 a. m. y me había quedado dormida a las 2 a. m. Dos maravillosas horas de sueño, y salí de casa a las 5:30 a. m. para llegar a la universidad a las 6 en punto, porque había una importante charla sobre las cirugías del futuro.

Desde prótesis para aquellos que han perdido algún miembro de su cuerpo, reconstrucción de tejidos y técnicas menos invasivas para cirugía cerebral, hasta las operaciones más complejas del corazón y órganos visuales.

Oh, pero esa no era la razón específica de mi alegría.

Resulta que... ¡He sobrevivido una semana completa en la universidad! ¡Llamen a los bomberos porque estoy en llamas! ¡Soy el Sinsajo, y si ardemos, Shepherd, tú arderás con nosotros!

Ok, creo que eso fue demasiado... demasiado.

—Vamos, Jen, mi trasero no se siente cómodo, y no puedo tener el trasero de Beyoncé si no se siente cómodo —se quejó Jisoo por enésima vez en menos de diez minutos.

Había olvidado mencionar que Jisoo, al igual que Rosé, también estaba muy obsesionada con la cantante.

—No insultes a Beyoncé comparando tu trasero con el de ella. Es obvio que te faltan varios kilómetros para alcanzarla, chica —respondió Rosé por mí. Aunque yo simplemente la habría mandado a callarse.

—Uh-uh, por lo menos llevo más ventaja que tú —contraatacó Jisoo, y Rosé solo rió; ambas lo hicieron.

Cualquiera que las viera pensaría que son viejas amigas, pero apenas tenían un par de horas de conocerse.

En sus Snapchats ya había fotos de ellas dos juntas. Por lo menos 900 segundos de fotos, no exagero.

—Podrían callarse. Si siguen parloteando así, van a hacer que nos boten.

—Yo estoy aquí obligada. Alguien —dijo en tono insinuante mirándome— me sacó a la fuerza del concierto de Beyoncé.

—Jisoo, estabas durmiendo.

—Obvio. ¿Dónde creías que era el concierto? —se golpeó la sien con un dedo.

A veces soy un poco despistada, lo acepto. Nayeon reprimió una risita ante la situación, y Jong-in tenía una tonta sonrisa a pesar de que su mirada estaba al frente.

Le di un codazo a Jisoo y negué con diversión. No sé qué sería de mi vida sin mi Chicken; mi Instagram tendría fotos terribles de no ser por ella.

De repente, se escuchó el coro de "Single Ladies". No podía creer que Jisoo no hubiese silenciado su teléfono antes de entrar.

Todas las miradas viajaron hacia nosotras.

—¡Jisoo! —mascullé.

—No es el mío —susurró—, te dije que me quedé sin batería.

—Lo siento... ¿Lisa? —susurró Rosé, echada hacia el frente para no ser vista.

—¿Tienen el mismo tono? —miré a Dinah, incrédula.

—Lo sé, ¿no es asombroso? —mi amiga sonrió.

—Ese grupito de allí —dijo el conferencista señalándonos— a menos que quieran salir...

—Es su abuela —explicó rápidamente Jisoo—. Al parecer, estuvo twerkeando toda la mañana y se dislocó la cadera.

Era la peor excusa que había escuchado en mi vida.

Vi a algunos reprimiendo risitas, sentí mi rostro arder de la vergüenza y esperaba que ese hombre no nos gritara, demasiado.

Colors - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora