Alec Volturi, miembro del poderoso clan de vampiros, siempre ha seguido las reglas, pero cuando conoce a Emilie Cullen, su mundo se desmorona. La atracción es instantánea, había encontrado por quien esperó siglos.
Desde el primer momento supo que er...
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Los entrenamientos de los Cullen empezaron. Con apenas tres días para pulir sus habilidades, Jasper tomó el liderazgo en los entrenamientos.
— ¡Otra vez!
Emmett se reincorporó enojado después de sucumbir contra del rubio, se acercó a paso firme exigiendo revancha.
La tensión se disipó cuando Edward llegó en su camioneta, acompañado de la humana. Al bajar del vehículo, su mano se encontró con la de Bella con naturalidad, murmuraron algo entre ellos antes de acercarse a la familia.
Emilie captó el intenso aroma de su sangre, tal como su hermano le había descrito la noche anterior. Sin embargo, su expresión se mantuvo impasible. La sangre humana nunca había sido su debilidad, luego de su etapa neofita, nunca había logrado despertar su interés en probarla.
Con paso sereno, se acercó a ellos, esperando una presentación formal. Su mirada se dirigió a su hermano, una silenciosa indicación que debía presentarlas.
— Bella, ella es Emilie —la apuntó.
— Me han platicado mucho de ti —la vampira mantenía una ancha sonrisa mientras extendía su mano hacia Bella.
— Espero que fueran cosas buenas —estrechó sus manos con un poco de timidez.
Antes de decir algo más, la manada Quilete emergió de los robustos árboles, su presencia anunciada por una sinfonía de gruñidos que captó la atención de la familia. Eran lobos imponentes, con sus miradas intensas y cuerpos enormes.
— No tienen confianza para mostrarse en su forma humana.
— Vinieron, es lo importante. ¿Puedes traducir?
Edward asintió.
— Jasper tiene experiencia con los neofitos —empezó Carlisle —, nos dirá como vencerlos.
— Quieren saber porqué son diferentes.
Carlisle empezó a explicar la naturaleza de los recién nacidos y el por qué eran más fuertes, seguido por Jasper que empezó a dar instrucciones de lo que debían evitar en la pelea. Una vez que terminaron de hablar, siguieron entrenando bajo la supervisión de los metamorfos.
Emilie ponía su completa atención a los enfrentamientos de sus hermanos, grabando en su mente cada movimiento y técnicas que ellos usaban. Sabía que su don no serviría en contra de los neófitos, pues éstos solo actuaban impulsados por sus instintos primitivos y la voluntad de su líder, no comprendían aún su verdadero potencial.
Entonces todo dependía de su condición física y astucia para vencerlos. Esta sería su primera batalla contra otros de su especie, pero no se encontraba nerviosa por ello. En su lugar, se mantenía concentrada, decidida a demostrar sus habilidades.
Cuando llegó su turno iba contra Rosalie. Con una sonrisa confiada, la rubia se colocó en su posición, su figura atlética demostraba que estaba lista para atacar en cualquier momento. Por otro lado, la menor se preparó mentalmente antes de dar la señal para empezar.