Alec Volturi, miembro del poderoso clan de vampiros, siempre ha seguido las reglas, pero cuando conoce a Emilie Cullen, su mundo se desmorona. La atracción es instantánea, había encontrado por quien esperó siglos.
Desde el primer momento supo que er...
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La batalla estaba a punto de estallar, un enfrentamiento que había estado forjandose durante semanas, alimentado por la sed de venganza de Victoria y su ejército de vampiros recién convertidos.
Los Cullen estaban listos, alineados en la franja del bosque, sus ojos brillando con determinación, a poca distancia estaba la manada, escondida entre los árboles. En el aire flotaba una tensión palpable. La familia mantenía fija la mirada al bosque, estando alertas y preparados para el ataque.
No tardó mucho cuando los vampiros de Victoria emergieron de entre los árboles, moviéndose con velocidad y ferocidad en su dirección. Sus ojos brillaban con una hambre insaciable, y su naturaleza salvaje era evidente en cada paso que daban. Eran más rápidos, más fuertes, pero estaban desordenados, sin la disciplina de los Cullen.
La familia se aproximó a ellos de la misma forma.
La pelea comenzó.
Jasper acabó con el primer neófito.
El sonido del choque fue estruendoso, se escuchó la cerámica quebrarse y los pedazos de ésta empezaron a salir volando. Cada golpe que intercambiaban resonaba como un trueno. Los Cullen se movieron con precisión, atacando y defendiendo con velocidad sobrenatural.
Los lobos tomaron acción, saltaron de su escondite y también empezaron a atacar a los neófitos, acabando con varios de ellos.
Emilie anticipó cada movimiento de los enemigos, con agilidad, actuaba antes que ellos y posteriormente lograba separar la cabeza de sus cuerpos con facilidad. Alzó la vista hacia los árboles, distinguió una melena pelirroja escabullirse en dirección a donde se encontraba su hermano.
El amigo de Bella llegó al campo, fue sobre un neofito que iba por ella. Compartieron una mirada, Emilie asintió agradecida y corrió a las montañas.
Buscó el rastro de Victoria, pero la pelirroja parecía parecía haberse esfumado. Optó por ir directamente al lugar donde estaba Edward, para alertarlo.
Al llegar al punto exacto donde estaban, su hermano estaba siendo sometido, apunto de morir. Mientras él forcejeaba para safarse, el aroma metálico de la sangre de Bella flotó en el aire, llamando la atención de los cuatro vampiros, en especial la de el ayudante de Victoria.
Los ojos de Riley brillaron hambrientos, corrió en dirección a Bella, extasiado por probar su sangre.
De forma simultánea, Edward del todo invisible por su velocidad, se volvió a sus espaldas y cogió al desprevenido Riley del brazo, empujándolo lejos de ella. Emilie no perdió tiempo, se abalanzó sobre Riley y, con un movimiento preciso, separó la cabeza de su cuerpo.
La furia de Victoria explotó, su plan fallido aumentando su frustración al límite. Con un grito de rabia, se lanzó hacia Bella, dispuesta a acabar con ella de una vez por todas. Pero Edward se interpuso, su cuerpo protegiendo a la humana.