Uncontrollable Desires || Bakugou Katsuki x OC || BNHA

🔥 Capítulo 3 🔥

—Ajam... —Balbuceó Natsuki con los ojos cerrados y se dio vuelta en la cama.

Los rayos del sol comenzaban a filtrarse por las cortinas largas y oscuras. Su ropa estaba regada por el suelo de la habitación junto con la de alguien más, pertenecientes a la persona que intentaba despertarla.

Había llegado tarde en la noche, el trabajo había estado algo agitado y tuvo una gran sesión de entrenamiento, lo que la dejó algo agotada.

—Vamos, despierta —llamó de nuevo, sacudiendo su hombro con delicadeza—. Se te hará tarde para el trabajo.

—Hide... No molestes —le apartó la mano.

Quizá quedó agotada, pero no lo suficiente como para enrollarse con su amigo una vez más.

—Te prepararé café mientras te despiertas —avisó.

Ella sintió un movimiento en la cama y luego una luz cálida acaparó todo el lugar, provocando que apretara los ojos con fuerza. Okay, iba a levantarse y tirarle algo por la cabeza.

Miró la hora en su celular. Maldita sea, no estaba ni cerca de ser la hora en la que ella se despertaba usualmente.

Fue directo al baño a darse una ducha y luego se dirigió a la cocina. El café ya estaba listo, acompañado de una sonrisa simpática e inocente.

—Agh —masculló Natsuki y tomó asiento en la isla—. Es muy temprano, ¿por qué?

—Siempre tardas mucho en moverte y yo soy alguien responsable —le guiñó un ojo.

Natsuki sorbió café y cerró los ojos con gusto.

Hide rió.

—Dime, ¿quién más prepararía un café ideal para ti?

Se lo quedó mirando. Debían parar y esta vez en serio, no podía seguir teniendo ese tipo de relación con su amigo. Lo habían intentado, pero no funcionó y ambos se negaban a perderse el uno a otro, por lo que hubo un tiempo donde necesitaron espacio para aclarase las ideas y las intenciones. Sin embargo, ahí estaban una vez más, esto no le haría bien a ninguno.

Natsuki lo adoraba con cada célula de su cuerpo, sólo que no era la misma adoración que él sentía por ella y temía lastimarlo.

Habían sido amigos desde la infancia, si es que a ese infierno se le podía llamar infancia, de cualquier manera, se conocían muy bien y quizá eso hacía más difícil la separación. Ella tenía necesidades y él sabía cómo solventarlas.

Justo como sucedió durante la noche. Él estaba ahí.

Le dio otro sorbo a su café y se puso de pie.

—Hide... Me tengo que ir, luego hablamos —y se fue tan rápido de allí como le permitieron las piernas.

Necesitaba estar completamente despierta para romper su corazón de nuevo.

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Sus grandes gafas de sol sobre sus ojos, la mueca en sus labios y su paso pesado y apresurado daba un gran mensaje: no me hables. Así que nadie en la agencia de héroes la detuvo ni siquiera para saludarla, además, era una verdadera sorpresa verla tan temprano. En las pocas semanas que llevaba allí, sabían que su puntualidad no era una virtud que la representara.

Entró al gimnasio y colgó su bolso.

Los ruidos en la caminadora llamaron su atención. Katsuki se encontraba corriendo, sumergido en su propio mundo como para prestarle atención. El joven tomó el dobladillo de su remera negra y lo usó para limpiarse una gota de sudor que corría por su nariz.