In the morning.

4 0 0
                                    


Anya es mi tipo ideal, en todos los aspectos. Cada que me preguntan ¿Quien es tu tipo? Empiezo a describirla en ella pero jamás digo su nombre, puede ser cualquier otra chica pero en mi mente veo su rostro.

Lo que pensaría sería solo un gusto pasajero o un crush de universidad, resultó siendo algo más profundo. Por más que quisiera no me la podía quitar de la cabeza. Así pasaran años, así volteara a ver a otras personas ella estaría al fondo, sonriéndome o mirándome con esos ojos que llevo años intentando leer.

Hace ya un poco más de un año fue la primera vez que nos encontramos, aunque ni siquiera sabía que tomaba ya clases con ella. Y solo pude saberlo hasta ese día que tuvimos clases se sentó en una esquina, llevaba un gorro y debajo de este se escondía su cabello rizado que apenas y se asomaba por lo corto que lo tenía.

La miré por unos segundos y pensé "qué curiosa forma de vestir" porque si, tenía un estilo peculiar, excéntrico diría yo. Ese mismo día me la volví a encontrar, esta vez de frente. Jugando en la sala de cómputo vi a un gorro conocido pasar por un lado, era ella yendo y viniendo entre las filas pues buscaba imprimir algo.

De manera muy discreta yo la veía, claro que no quería que se diera aunque probablemente ya lo había hecho pues en un mal momento nuestras miradas se encontraron brevemente. Ninguna dijo nada, ni hizo nada pero me gustaría pensar que las dos nos quedamos impactadas y si no fue así, tengo la certeza de que yo sí.

Desde ese momento la buscaba con la mirada entre los pasillos y buscaba la manera de poder hablar con ella, incluso mi mejor amiga, Violet, comenzó a saber su nombre.

— Hay una niña en nuestra clase que se me hace linda ¿La has visto? — Le pregunté un día de camino a esa tan aclamada clase.

— Mmm, creo que no pero en clase me la enseñas.

Le sonreí y asentí con la cabeza. Una vez dentro coincidentemente se sentó frente a nosotras así que disimuladamente piqué el brazo de mi amiga y señale a la chica. Fue entonces cuando ella me miró y ahogó un pequeño grito de emoción mientras me levantaba el pulgar.

Y para mi buena suerte esa misma clase la profesora dejó hacer equipos para un proyecto que duraría todo el semestre. Miré a mi amiga y ella arrugó la nariz junto a una sonrisa traviesa, por supuesto que sabía lo que estaba tramando: quería hacer equipo con ella. Rodé los ojos y le sonreí de vuelta. Ella siempre era mi compañera de travesuras y amaba eso de nuestra amistad.

La profesora dejó un momento para nosotros poder ponernos de acuerdo, es ahí donde de manera delicada toqué el hombro de la chica frente mío. Me miró de nuevo con esos ojos que había visto horas antes, a través de ellos podía ver una curiosidad como si la de un niño se tratara, también intriga aunque desconozco si esa era mía o suya.

— ¿Quieres hacer equipo con nosotras? — En voz baja le pregunté.

Asintió con la cabeza y después se giró un poco hacia nuestras bancas, en ese mismo momento fue que todo empezó. Había algo en ella que me llamaba, como un imán y desee entonces conocerla más, ser parte de su mundo así como ella del mío. 

Ahora, las aburridas clases de fotografía me emocionaban potque era el único momento en donde podía verla, poder acercarme sutilmente y aunque si bien, ella no dejaba mostrar quien era realmente, yo era feliz con solo verla, no tenía que ser nada, solamente estar. 

Y para mí era suficiente. 

Amor, obsesión, limerencia, alma gemela, sea lo que sea yo estaba ya ahogada en ello con el pasar de los meses. Ahora, Anya vivía en mi cabeza, en la mañana cuando despertaba la imaginaba a mi lado, en la noche añoraba poder haberla visto y aunque hablaba con ella y la veía, jamás era suficiente para saciar mi sed. Me pregunto a veces  ¿Podré alguna vez estar llena de ella? No encuentro respuesta por lo que me pregunto ahora: ¿Qué me habrá hecho esa niña?  

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 14 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En otoño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora