14. La cruda realidad (3ra semana)

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La última semana de vacaciones pesaba sobre Max como una carga insoportable. Desde que leyó la última entrada de Sergio en el diario, un torbellino de pensamientos lo había consumido.

En esos días de soledad, se sumergió en un silencio que ni el ruido de la ciudad podía atravesar. Era consciente de que cada palabra de Sergio lo había alcanzado en lo más hondo, y el peso de aquella verdad lo asfixiaba.

Había intentado mantener la compostura, fingir que el regreso a la pista sería suficiente para enterrar lo que sentía, pero cada vez era más difícil.

Desde niño, había aprendido a tragarse el dolor, a ocultarlo y a actuar como si nada pudiera quebrarlo. Pero ahora, frente a este diario, la coraza empezaba a agrietarse. 

Sin dejarse llevar por su orgullo, comenzó a escribir. Esta vez, no dejaría nada fuera. Esta vez, enfrentaría todo, incluso aquello que había jurado ocultar.

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Sergio,

¿Sabes? Me cansé yo también. Me cansé de este juego en el que fingimos que uno de los dos puede soportar todo esto sin romperse. Y sí dices que estás cansado de que lo convierta en una guerra, de que haga esto más complicado, pues dime, ¿qué más queda cuando lo único que sé, es que debo guardarlo todo para no explotar? Tú, tan seguro de todo lo que "tienes que perder". Tú, pretendiendo que yo no lo he perdido ya todo.

¿Crees que no entiendo lo que está en juego? ¿Que no sé lo que significa tener algo que quieres mantener a salvo? Yo también lo tuve, Sergio. Lo tuve contigo, y eso es lo que no puedes ver. Eres tú quien no soporta admitir lo que había entre nosotros. Fuiste tú quien eligió callarlo y enterrarlo.

Sí, tienes una familia ahora, y no voy a ponerme en el papel de alguien que te pide elegir, pero no pongas esto como si yo fuera el que insiste en arrastrarte de vuelta a lo que sientes. No me digas que yo soy quien no puede resolverlo, cuando tú eres el primero en negarlo.

Tal vez es fácil odiar, Sergio, y lo admito, es lo único que me queda cuando recuerdo lo que tú y yo éramos, y lo que nunca llegaremos a ser. Es fácil porque cada vez que intenté enfrentar lo que significabas para mí, tú me distanciaste, tú decidiste que lo que teníamos debía desaparecer. Y yo acepté esa distancia, la sufrí, y aprendí a vivir con el vacío. Pero no soy solo yo el que "decidió remover todo de nuevo". Tú también lo has hecho con cada palabra que me lanzas, con cada recuerdo que parece haberse quedado tan nítido en tu mente como en la mía.

¿Sabes lo que realmente me destruye, Sergio? Que en el fondo sé que tienes razón. Tú sí tienes más que perder. Pero eso no te da derecho a fingir que yo puedo simplemente dejarlo atrás, como si nada me importara. Lo que siento es algo que he escondido desde hace años, incluso antes de conocerte, y que en ti encontré por primera vez un espacio seguro. Pero ahora me pides que lo borre, que actúe como si no hubieras sido la persona que cambió por completo la forma en que veo el mundo.

Además, hay algo que quizás nunca podrás entender. No es solo que pueda perderte a ti. Es que, si esto llega a saberse, yo también tengo algo que perder, aunque me contradiga párrafos arriba. Porque... porque ahora lo estoy pensando mejor.

Mi... mi carrera, mi nombre, todo lo que soy como campeón depende de que nadie descubra mi verdadero "yo", ese "yo" que tú conociste mejor que nadie. ¿Sabes lo que significa vivir con eso? Saber que, aunque he ganado todo lo que soñé, sigo atado a esa imagen de alguien que no puedo ser. Que, si alguien se enterara de lo que significaste para mí, todo podría venirse abajo, también.

Para ti, tal vez sea fácil reducirlo todo a una competencia, y a eso que insistes en llamar "odio", sabes... sabes que esto no es tan simple. Si aún sigues aquí, es porque en el fondo tú tampoco puedes ignorarlo. Porque por más que intentes negar lo que hubo entre nosotros, nunca desaparecerá. Aunque te dé miedo enfrentarlo, aunque creas que manteniéndote distante vas a proteger lo que tienes ahora, sabes perfectamente que sigues aquí porque no puedes decirme adiós.

Dices que preferías la distancia, y no te lo reprocho. En algún momento yo también lo preferí. Me convencí de que sería lo mejor, que así me quitaría este peso que se vuelve insoportable cada vez que te miro. Pero ¿de qué sirve seguir fingiendo que puedo simplemente apartarme? ¿De qué sirve seguir pretendiendo que lo único que hay entre nosotros es rivalidad y un montón de palabras sin sentido en este diario?

Sergio, tú fuiste el primero en darme razones para ser algo más que un piloto, algo más que esta máquina de ganar o perder. Y aunque intento culparte, odiarte, en el fondo lo único que siento es que sigo aquí porque no sé cómo dejar de sentirlo todo. No sé cómo dejar de necesitarte, aunque cada paso a tu lado me recuerde lo que perdí.

Tú tienes una vida a la que puedes aferrarte, una familia que puedes abrazar para olvidar lo que pasamos. Pero yo no tengo ese lujo. Y no porque me falte una familia o algo que perder, sino porque lo único que realmente importó en mi vida fue contigo. Lo que me pides es que borre la parte de mí que alguna vez fue feliz, y no sé si puedo.

Te entiendo, Sergio, pero no puedes culparme por querer más. No puedes llamarme cobarde cuando no soy capaz de fingir que puedo vivir sin ti. Porque, en el fondo, sé que esta guerra entre nosotros es lo único que mantiene viva la idea de que, en algún rincón de tu vida, aún existo para ti. Por eso sigo aquí, incluso si todo lo que hay entre nosotros se ha convertido en este caos. Tal vez no lo entiendas, pero para mí es lo único que queda.

Entonces dime tú, si realmente quieres que deje esto atrás, si de verdad quieres que este sea el final, hazme saber que estás dispuesto a dejarlo también.

Y, si es así, por lo menos da la cara y admítelo: que no somos lo que fuimos, y que no queda nada de nosotros.

Porque yo solo puedo odiarte mientras siga sabiendo que aún hay algo en ti que no está dispuesto a olvidarme.

—Max

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Max cerró el diario con manos temblorosas, sintiendo que por primera vez había dicho todo, dejando expuesto ese miedo profundo de perder lo que era. Pero mientras sentía el peso del papel entre sus dedos, también sabía que, con esas palabras, acababa de soltar una parte de sí que jamás podría recuperar.

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●Pd: Holiii!!! ESTOY MUY FELIZ! No puedo creer que mi fanfic haya crecido en vistas en este par de días ♡ gracias, gracias.
Agradecería mucho que voten por favor. De verdad que anima mucho. Más aún cuando comentan.
Intentaré subir otro capítulo mañana.
Solo puedo decir que estamos cerquita del climax de la trama. (O no sé 🤭)

El diario del asiento 33B |CHESTAPPEN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora