"Conalepo" || Chestappen

Aceite en la Lluvia

¿Desde cuándo me he ganado tan mala suerte?
¿Fue algo que dije? ¿Algo que hice?

Culpable o no, ¿Qué se puede hacer ya?

Neta que ya no voy a decir taantas groserías, ya no voy a hacer comentarios funables, dejaré de juntarme con Stroll solo por su dinero y lo haré por su amistad. Prometo cuidar mejor de las mascotas que me den a pesar de que jamás me han dado una, voy a dejar de chiflarle a las gallinas para asustarlas y dejar que los perros me correteen por tener un solo día más sin que mi tío me encierre para siempre en la cajuela de un auto chatarra.

Tenía que llegar hoy, justo hoy que me atrevo a hacer pendejadas como estas;
mi tío es un alfa territorial, no debí traer a Max.

Nos miramos y siento que me está suspirando en la nuca la flaca, ayjijodesu', me voy a morir. PIENSA GÜEY, PIENSAA.
─¡Tío! Que... uh... ¡sorpresa verlo!

─¿Sorpresa de verme en mi taller?

Mamá, ven por mí.

Mira por encima de mí y sé que está acechando a Max ¡Se lo vaya a madrear!
─¡Este es Max!─Aclaro rápidamente, colocándome discretamente frente a él para protegerlo de los gélidos ojos de mi tío.

─No te lo pregunté a ti, quiero que me lo diga él.

Suelta feromonas de hostilidad. Será mejor que Max tenga buena condición física para echarse a correr. El ambiente está tenso y hay aromas extraños ¿Será el aroma natural de Max? Nah, no lo creo, huele mucho a vainilla, ha de haberse cruzado un omega a la lejanía.

─Me llamo Max.─Titubea a mis espaldas─ Max Emilian Verstappen, de hecho. Solo vine a acompañar a Iván para que me reparara mi moto.

¿Qué clase de apellido es "Burstapen"?

Miro a Max por encima del hombro cuando mi tío no parece enfadarse, más bien parece reflexivo. Le levanto un pulgar tratando de tranquilizarlo, porque sé que mi tío es aterrador aún cuando no está ni enojado.

Desgraciadamente, nunca se sabe qué esperar de un hombre tan misterioso como él.

Trato de mantener contacto visual firme contra él, declarando que no permitiré que le haga nada a Max. Creo que esto me valdrá una expulsión de por vida del taller, pero, por extraño que parezca, no siento miedo por tal reprimenda.

El silencio dura su tiempo, y aunque tengo cara de vergadura, por dentro estoy todo miado de pánico. Estas mamadas solo me pasan por andar de bonachón.

─Está bien.

¿¡Qué!? ¿Así de fácil? Sin gruñidos, sin destripamientos ¿Nada? ¡Hoy es mi día!

─¿En serio?─La pregunta se me sale sin querer. ¿Por qué Max es diferente? ¿Es porque viene conmigo? ¿Algún tema de preferencia por los clientes güeros? ¿Tiene que ver el presidente con esto?
Las preguntas se revuelven en mi cabeza, pero él solo asiente y se da la vuelta hacia una mesa de trabajo cercana.

─Si.

Mi tío, un hombre de pocas palabras.

Max se para al lado mío, pienso que ha de estar traumado el pobrecito hasta que ¡Oh, sorpresa! Lo veo y se está cagando de la risa en silencio.

Su sonrisa es bonita.
Y contagiosa.

─Cállate, we.─Le pido con la voz tensa por reprimir una risa propia.─Me vas a meter en un pedo.

Él levanta los hombros, sonriendo ampliamente sin mostrar resistencia.─Es reír o es llorar, Iván.

La tarde transcurrió más bonita de lo usual. Tener compañía está padre, de haber sabido que mi tío sería buena onda con mis amigos, ya habría traído a mi nena Stroll desde hace tiempo.

Max por fin dejó su faceta emo edgy dark poco hablador y pasó horas enteras junto a mí, mientras yo le metía mano a su máquina turbo motor. Antes de que me diera cuenta, ya casi era de noche y él tuvo que regresar rápido a su casa, sin aceptarme que yo lo acompañara.

Los días se han vuelto demasiado cortos.

Me despido y lo observo alejarse en el horizonte, con el cielo tornándose de un bonito naranja. No se vaya a perder. Me mato si se pierde.

Regreso al taller y mi tío no parece tener preguntas, pero yo sí tengo algunas para él.

─Pensé que nos matarías hace un rato.─Menciono con cautela, fijándome en cada movimiento que hace para reconocer mínimamente lo que siente, lástima por mi que él siempre parece ser de hierro.

─No veía la necesidad, tu compañero es... raro.

─¿Raro?

Él suelta una llave inglesa y cierra su caja de herramientas, mirándome por fin a los ojos.

─Es como si fuera invisible para mí, ni siquiera lo habría notado en el lugar si no fuera por su voz.

─Bueno, pero eso no tiene nada que v-

─¿Por qué parecías tan decidido a defenderlo?─Me interrumpe, dedicándome esa mirada que pocas veces me ha dado: una que lucha por descubrir la verdad.

─Porque es mi amigo, y sé que no te gustan los alfa ni los beta en el lugar.

Suspira, incluso él está tan confundido como yo. Creo que estamos pares en cuanto a no querer soltar ninguna respuesta sin querer obtener otra a cambio.

─Sergio, actúaste como si él no fuera un alfa.─Explicó, como si fuera lo más obvio del mundo, pero yo no entendí qué tenía qué ver una cosa con la otra.

─¿Un alfa no puede defender a otro?

─No si quieres que su orgullo permanezca intacto, tarado.

Oh, diablos.

─Pero─Añadió─Él no parecía sufrir por eso, más bien, parecía incapaz de hacerlo por sí mismo...

Me está poniendo nervioso ¿Está viendo él algo que yo no?

─Tío-

─Sergio.─Interrumpió con severidad─Este alfa es raro, no cabe ninguna duda, pero eso no te da el derecho de hacer lo que estás haciendo.

¡Y ahora me está regañando por algo que ni idea! Vaya día de mierda.
─¿Hacer qué?

─No te hagas el tonto─ Habla entre dientes, pareciendo igual o más molesto que hace un rato.

Su respuesta me deja como si me atropellara un camión en periférico.

─Estás cortejando a otro alfa.