Capítulo #29★ Una historia que contar 🍷 Felipe

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Me despierto una hora más temprano de lo que habría querido pero de un muy buen humor. Siempre es lo mismo. Cuando tengo una noche como la que tuve con Lana, despierto temprano y con buen ánimo y energía para comenzar el día.

«Ventajas de una buena follada»

Me dirijo al baño a darme una ducha fría que despierte mis sentidos. No sin antes detenerme a observar a Lana que aún duerme profundamente en una posición muy diferente a la que tenía cuando nos acostamos anoche.

(No sabe quedarse tranquila ni cuando duerme).

Es relajante verla dormir, siempre lo he pensado. Lana es mi debilidad en muchos aspectos y odio tener que admitirlo pero así es.

He visto personas dormir y ella es la única que me relaja, he visto personas llorar y ella es la única que me parte el alma y me hace querer ayudarla a estar mejor, he visto personas reír y ella es la única que me hace no apartar la mirada y desear que no pare nunca, he follado mil veces con distintas personas y ella es la única que me hace estar en mi máximo líbido y querer follarla toda la noche hasta que no podamos más.

Lana me está volviendo loco y solo espero que esto no me consuma. Esto, y la idea de pensar en que podría pasar si me descubre alguna vez.

Salgo de la ducha con una toalla alrededor de mi cintura. Lana está sentada en la cama estrujandose los ojos perezosamente.

«La escena es muy tierna»

— Buenos días, hija de Morfeo.

— Oh no, ¿Tan tarde es? — Me río por lo bajo viéndola buscar su celular para ver la hora con desespero.

— No, no, tranquila, aún estás a tiempo.

Me lanza una almohada a la cara frustrada — Oye, no me asustes así.

Decido jugar un momento así que me acerco a ella y le planto un beso directamente en los labios.

— Solo besos Lana, solo besos. Nada de almohadas a mi cara. — Se ríe haciendo que sonría sin poder evitarlo como siempre que esa expresión llega a sus ojos.

— Deja de verme así Felipe, hay que arreglarnos. Vamos. — Me río por sus cambios y me aparto para que vaya a darse una ducha.

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Ya no hay vuelta atrás. Aquí estamos. Frente a la empresa, a punto de enfrentar a James y lo que sea que haya echo para joder a Lana. Espero no encontrarme con demasiadas sorpresas ahí dentro porque ya estoy lo suficientemente nervioso como para recibir emociones fuertes.

Trato de no demostrarlo, Lana se ve demasiado tranquila como para que yo me vea alterado. Sé que lo de ella también es una fachada, nadie puede estar tranquilo en su situación pero no le gusta que conozcan sus emociones en el momento en que las siente. Trata de ocultarlo, lo sé, así que estoy atento a cualquier movimiento en falso que pueda alterar la paz que aparentemente destila en este momento.

— ¿Lista? — Volteo en su dirección haciendo que me mire.

— Para nada — Suelta un suspiro profundo. — Pero no pienso quedarme aquí esperando un milagro que no va a llegar. Vamos.

«Esa es mi chica»

Salimos del auto más decididos ya que no tenemos otra opción aparente. Entramos en la empresa sin ningún inconveniente ni dificultad, aún ambos tenemos nuestros pases así que no fue tan complicado.

Al llegar a la línea de oficinas, nuestra área habitual de trabajo, donde se encuentran mi oficina y la de los demás socios y por supuesto, el cubículo de trabajo de Lana y los demás trabajadores.

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