Capítulo XXIV: Navidad.

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-Extrañaba volver a casa. -Mencionó el chico mientras veía con una sonrisa aquella nueva casa que habían construido con ayuda de Craig donde ahora vivían los McCormick y, como colado por el momento Stan.

Él papá de Stan había sido llevado preso por alterar la paz pública y en vez de sentirse enojado, el muchacho parecía lo que le seguía de feliz, casi celebrando y buscando vender la granja porque de verdad odiaba ese lugar.

- ¿Ahora que harás si no venderás hierva? -Preguntó Leo a su amigo mientras envolvían regalos, eran bastantes y, como otra vez iba a ser una cena en casa de los Tucker, querían hacerle una sorpresa a León.

-Amigos, soy músico, me dedicaré a conciertos en restaurantes mientras practico para algo más, la vida por fin me sonríe. -Se escuchaba decidió el moreno y eso calmó a ambos rubios, pues esperaban solamente que no cayera en el vicio del alcohol nuevamente, fue muy difícil sacarlo de ahí, en especial para los McCormick, sus amigos de antaño. -Además, Gary dice que su padre tiene un restaurante y le pediré que me deje cantar.

-Uy, conocerá a los suegros. -Se burló Tweek con una media sonrisa. -Nos avisas como te va.

-Nunca más vuelvo a abrir mi corazón a ustedes dos, par de malos amigos. -Se quejo el moreno por la burla que recibía de ellos. -Ya apúrense que noche buena es mañana ¿Te quedarás a dormir aquí?

-No, el señor Tucker dice que vendrá por mi después de su trabajo. -Aseguro el rubio mientras volvían a hablar de temas triviales con sus amigos hasta que cayó la noche, dejando todo listo y esperando a su novio con un café.

Apenas iban a dar las 7 cuando pasó Craig por él, se despidió de sus amigos y se subió al auto saludando lindamente a su pareja mientras este avanzaba tranquilamente por las calles de la ciudad que a esas horas se encontraban relativamente desiertas mientras ambos se contaban el día que había tenido uno del otro.

Llegaron a la mansión temprano, sin embargo, León seguía despierto cosa que se les hizo extraño por la hora que eran casi las 9.

-Hijo deberías estar acostado. -No regaño Craig, pero si lo dijo con un tono firme.

-No puedo dormir. -Aseguró el cachorrito frustrado pues sí tenia sueño, pero realmente solo se movía en su camita de un lado a otro. -Mami...

-Tranquilo bebé, yo te arrulló. -Dijo Tweek con una media sonrisa, mientras dejaba sus cosas y cargaba al bebé para que este poco a poco cayera en brazos de Morfeo mientras Tucker iba a la cocina y escondía el regalo que le había comprado a Tweek.

Era un anillo de promesa, que, según Clyde, simbolizaba la promesa de amor eterno y que estarían juntos para siempre, el castaño le ayudó a elegirlo como siempre porque el odiaba ese tipo de cosas y quería dárselo después de Navidad, para que la velada fuera tranquila.

Una llamada le entró en ese momento, antes de poder subir las escaleras de su casa.

-Black. -Contestó sabiendo de antemano que era su amigo.

-Craig, ya quedó... Realmente hay mucha mierda en la familia de tu novio. -Aseguró con un suspiro. -Pero sí, el accidente de Thomas si esta ligado también a Tweek, iban por los dos y no solo eso, al parecer la mujer le pagó a Douglas para manchar más el nombre del rubio y así ella quedarse con su herencia pues su padre ya estaba pensando que estaban exagerando con sus castigos.

-Quiero verla en la cárcel antes de navidad. -Aseguró Craig con un montón de rabia acumulada. – Además manda todas las pruebas que tenemos a Richard y que si él la entrega, yo seré más "flexible" con él.

-Por supuesto Craig. -El moreno cortó la llamada y, cuando Tucker entró a su cuarto encontró a los dos rubios bien dormiditos en la cama por lo que solo sonrió y se dispuso a acomodarse con ellos.

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