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Jake estaba agotado y, sin embargo, su suerte parecía empeñada en jugarle en contra. Observaba con frustración cómo el transporte público se tomaba el lujo de no detenerse para las tres personas que esperaban en la parada junto a él. Su cansancio era tan abrumador que cada noche sentía que aquel horario estaba consumiendo su energía y su capacidad de concentración. Necesitaba unas vacaciones desesperadamente, y por fortuna, diciembre se acercaba rápidamente, aunque no tan rápido como el autobús que tanto esperaba.

Miró alrededor, notando a las dos mujeres a su lado, absortas en sus teléfonos y ajenas a todo. Se recargó en el asiento de la parada y sintió cómo el sueño comenzaba a apoderarse de él. Cerró los ojos un instante antes de escuchar una pequeña voz que, extrañamente, captó su atención. Al abrir los ojos, vio a un hombre alto acercarse acompañado de una niña pequeña que sostenía con fuerza de su mano.

Jake, aún aturdido por el pequeño cabeceo que había dado, decidió que lo mejor sería sacar su teléfono y revisar sus redes para mantenerse despierto. Mientras buscaba el aparato entre los cierres de su bolso, vio de reojo al hombre y a la pequeña acercarse y detenerse justo frente a los asientos de la parada. Escuchó un "Uh, buenas noches" justo cuando el logotipo de Instagram apareció en la pantalla de su celular.

Desorientado por el saludo inesperado, Jake asintió en dirección al hombre sin saber bien qué responder, desviando la mirada al instante en que el desconocido sentaba cuidadosamente a la niña en la banca a su lado.

—¡Papi, tía Yei me enseñó a cotar hasta vente! —dijo la pequeña con una voz alegre.

—¿En serio, mi amor? —respondió el hombre, sonriendo con ternura.

—¡Sip!

Jake intentó concentrarse en su teléfono, pero en realidad, el hombre arrodillado a su costado, atando las coloridas agujetas de los tenis de su hija, había captado toda su atención. Parecía un tipo acomodado, con un traje impecable y bastante atractivo. Le llamó la atención que un hombre así estaba esperando el autobús tan tarde con una niña pequeña y sin un auto. No era que estuviera especialmente interesado en él, pero sintió una ligera curiosidad mientras observaba la forma en que el hombre miraba a su hija con total adoración. Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Jake al ver el vínculo evidente entre ambos.

Entonces sintió un ligero tirón en su chaqueta desde el lado izquierdo. Al girarse, encontró a la niña mirándola con una sonrisa radiante. Alzó la vista hacia el hombre, quien estaba unos pasos adelante, al borde de la banqueta, observando la calle como si buscara la llegada del autobús.

—¡Sé cotar hasta vente! —exclamó la niña, orgullosa y contagiándola con su entusiasmo.

Jake arqueó las cejas y le sonó.

—¿De verdad?

—¡Sipi! Mi tía Yei me enseñó.

La niña era realmente encantadora, con su carita redonda, grandes ojos brillantes y un par de coletas trenzadas que enmarcaban su expresión feliz. Llevaba puesto lo que parecía ser un uniforme de preescolar, y su inocente encanto le robó una pequeña sonrisa a Jake.

—Wow, eso es muy genial. ¿Me enseñas? — le dijo, con un tono divertido.

—¡¡Sipí! —respondió la niña emocionada, y comenzó a contar con entusiasmo—. Uno, dos, tes, cuato, cinco, seis, sete, ocho...

El padre de la niña, dándose cuenta de que su hija estaba contando para el extraño, se acercó a ellos, mirando a Jake con un toque de incomodidad.

—Sunny... no molestes al chico —le pidió suavemente, inclinándose para mirarla a los ojos. Luego, se giró hacia Jake—. Lo siento mucho.

Jake negó con la cabeza, restándole importancia.

—Está bien, —respondió con una sonrisa.

El hombre tomó a su hija en brazos, preparándose para cargarla.

—Ven, viene el autobús. Es hora de ir a casa.

—¡Sííííí, Súper Monstuos! —gritó la pequeña con entusiasmo.

—No, hoy no hay Super Monstruos, —le respondió su padre, mientras Jake sonreía al verse excluido de la conversación.

Al ponerse de pie para esperar la llegada del autobús, Jake notó con alivio que el vehículo finalmente giraba en la esquina acercándose a una velocidad normal. Al detenerse frente a ellos, Jake fue el primero en subir, sacando el cambio de sus bolsillos para pagar el pasaje.

Ya dentro del autobús, buscó asiento y encontró uno a la mitad del vehículo, al lado izquierdo. Notó que aún quedaban un par de asientos vacíos en la parte delantera, lo que le dio la tranquilidad de que el hombre y su hija podrían sentarse cómodamente.

Sin embargo, antes de que pudiera relajarse, observo cómo las dos mujeres que habían estado en la parada ocuparon rápidamente los últimos dos lugares. El hombre subió con su hija en brazos, y Jake lo observó tratando de maniobrar entre su maletín y la pequeña mochila de la niña mientras intentaba pagar al conductor. Con todos los asientos ocupados, el padre recorrió el pasillo en busca de un lugar, pero solo recibió miradas de cansancio y resignación de los pasajeros.

Jake, sintiendo un arrepentido impulso de amabilidad, se puso de pie y tomó su bolso al ver la sonrisa derrotada del hombre.

—Oh, no, no te levantes. Yo puedo— comenzó a decir el hombre, pero Jake se negó con un gesto decidido y caminó hacia la parte trasera del autobús.

Estaba cansado, sí, pero sus principios no estaban dispuestos a ceder frente a su agotación.


❄️❄️❄️


primero que todo, esta historia es una adaptación de la historia "central park/columbus circule bus stop" de 

segundo, últimamente he estado obsesionada con enhypen, y sobre todo con el jakehoon, por lo que pensé en esta bonita historia protagonizada por ellos, espero que les guste tanto como a mí me gustó la original.

central park bus stop » JakeHoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora