único

8 0 0
                                    

Harry y Louis estaban sentados en el auto, las luces de la ciudad brillando a su alrededor. Era una noche de verano, y la brisa entraba por la ventanilla mientras Louis extendía los brazos por el techo del coche, sintiéndose libre. "Es solo una noche más", pensó Harry, pero en su corazón sabía que había algo más ahí.

A pesar de las risas y los momentos que pasaron juntos, había una tensión palpable. Harry quería llamarlo amor, pero Louis se resistía. “Lo nuestro es algo más especial que eso”,decía Louis, mientras salía con otras chicas, besando a otros chicos en bares. Harry se sentía como un tonto, atrapado en sus propios sentimientos.

Las semanas pasaron, y Harry comenzó a darse cuenta de que necesitaba más. “Solo quiero a alguien que me llame cariño”, murmuró una noche, mientras miraba al vacío. Louis sonreía, pero esa sonrisa nunca llegaba a sus ojos. Harry sabía que debía tomar una decisión, pero no quería perder lo que tenían.

Una noche, después de una fiesta, Harry finalmente se armó de valor. “Louis, creo que deberíamos hablar”, dijo, su voz temblando. Louis lo miró con una mezcla de sorpresa y desdén. “¿De qué se trata está vez Harry? ¿De tus tontos sentimientos otra vez?”. La conversación se tornó amarga, con Harry sintiendo que su corazón se rompía.

Harry decidió que era hora de dejarlo ir. “No puedo seguir así, esperando que cambies”, dijo, con lágrimas en los ojos. Louis lo miró, pero no dijo nada. La tristeza en el aire era palpable. “Buena suerte, Louis”, susurró Harry antes de alejarse, sintiendo que su mundo se desmoronaba.

Los días se convirtieron en semanas, y Harry trató de seguir adelante. Pero cada vez que veía a Louis con otra persona, un dolor profundo lo atravesaba. Se dio cuenta de que el amor que había sentido nunca sería correspondido. “Tendría que morir para detener este sentimiento”, pensó, sintiendo que la vida seguía, pero él se quedaba estancado.

Una noche, Harry recibió un mensaje de Louis. “Estoy con alguien ahora. Me casé”, decía el texto. Las palabras resonaron en su mente, y un vacío se apoderó de él. Recordó todos esos momentos, las risas, las promesas no cumplidas. “Lo sabía”, pensó, pero eso no hacía que doliera menos.

En una última noche, Harry se sentó en el mismo auto donde todo había comenzado. Miró al cielo estrellado y dejó escapar un suspiro. "Buena suerte, cariño", murmuró, sintiendo que el amor que nunca fue lo había dejado marcado para siempre. La vida continuaría, pero él siempre llevaría consigo el recuerdo de lo que pudo haber sido.

Y fin.

Buena Suerte, Cariño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora