Estoy parado frente a la ventana de mi cocina. Pero ¿Cuanto tiempo ha pasado? Supongo que aquí debería iniciar mi viaje, no importa lo que tarde en recibir el permiso. No me importará esperar todo ese tiempo aquí, después de todo es mi casa. Bien, la cabaña también es mía, pero ahí es más frío y lúgubre. Pernoctar allí una vez al mes no está mal. Pero para esta ocasión, me conviene más esta vista.
Oiga, y si me voy hacia el frente de la casa ¿Podrían verme?
¡Qué va! Yo me quedo aquí. Esta era mi ventana favorita. ¿Por qué habría de cambiar de lugar ahora?
Me pregunto si... Un momento... ¿Es en serio? ¡Ja,ja! ¡Claro que pueden verme!
No, no; debe ser una confusión. A ver, una morisqueta de prueba... ¡En efecto! Los niños pueden verme.
Me pregunto si es una señal de que estoy listo para irme.
Nadie me ha ordenado aún regresar a la cabaña. ¡Zapatero a su zapato! Los forenses se encargarán de dar los detalles, para yo no tener que explicar nada.
Hora de partir. Ya recibí la autorización.
Es una pena. Je, je.
Me habría gustado quedarme para ver qué cara de espanto ponen este par de despistados, cuando el forense diga que ya pasaron 9 días; estoy seguro que los niños ya les han dicho que me vieron esta mañana.
Y no es mentira. En verdad pueden verme.
Fin
Juan Marco Lasierra.
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Cuentos que La Naranja no leyó
De TodoQuerida La Naranja, añoro aquellos tiempos de la vida real, cuando no teníamos instagram y te encantaba leerme cuentos. Quisiera volver a tu casa a hacer nada, volver a ser el nadie más feliz junto a tu silla favorita mientras hablábamos de cuentos...