Dos

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Papá Julián le había dado una misión, una muy importante y Olivia estaba encantada de cumplirla, mientras se aferraba al cuello de su papi.

Todo hasta que vió como su papi Enzo echaba un bote de fórmula al carrito, la odiaba, prefería mil veces el sabor natural de la leche materna, sentir ese calorcito corporal y como el lobo de su papi la arrullaba, mientras le hacían mimitos hasta caer en un profundo sueño. La pesadilla había empezado cuando, hace unas semanas, habían comenzado a alimentarla con otros suplementos, así que el pecho había disminuido un poco, pésimo servicio.

"Noooooo".

Aquello fue simplemente traducido a balbuceos, y a sus pataletas que no eran para nada fuertes, su papi solo comenzó a mecerlo y hacía soniditos tiernos para tranquilizarla. 

— Oh, que linda, ¿es tu bebé? — Una voz desconocida alertó a Olivia, haciéndola parar con su berrinche.

"¡La misión! Casi la olvidaba".

Olivia miró con fingida inocencia al hombre frente a ella, su fuerte aroma indicaba que era un Alfa, y a la bebé no le gustaban los Alfas, mucho menos los que se acercaban a su papi con solo una intención, robarse su amor y su leche, al menos eso le había dicho su papá Julián.

"Se le van a salir los ojotes de huevo frito sí sigue viendo así a mi papi".

— Umhn, sí, gracias — Enzo sonrió al Alfa frente a él, mientras echaba un segundo paquete de pañales al carrito de compras. Nunca lograba entender a qué llegaban aquellas charlas casuales en el supermercado.

"Siempre tan lindo, papi".

Por un momento la bebé se había quedado embobada con las sonrisas de su padre, mientras hacía burbujitas con su saliva y aferraba su puñito cerrado a su ropa.

— ¿Cómo se llama? — El Alfa insistió en continuar con la conversación.

"Qué te importa".

— Mmm, Olivia — Contestó el Omega más concentrado en sus compras, que en la plática del insistente muchacho.

— Lindo nombre para una linda bebé — El chico acarició su abultada mejilla — Está gordita.

Y esa fue la gota que derramó el vaso. Olivia hizo un puchero inconforme y sus mejillas pálidas se tiñeron de rojo. Se acercaba uno de sus mejores berrinches.

— Ay, ¿qué pasa, mí amor? — Preguntó Enzo mirando el cambio en su carita y fue cuando se soltó a llorar fuertemente, llamando la atención de varias personas en el pasillo y exaltando al Alfa.

Enzo preocupado empezó a mecerla sin entender el llanto de su hija, dando palmaditas en su pequeña espalda y susurrándole cosas bonitas. El Alfa que estaba molestando se disculpó, retirándose del lugar ¡Misión cumplida! 

"Te salvas de que no tengo dientes".

Fue entonces que se dejó llevar por los mimos y el aroma de su papi, siendo adormecida, mientras pensaba en lindos gatitos saltando una cerca; sí supiera contar, lo hubiera hecho. Durmió tranquila pensando que papá Julián estaría orgulloso.

— Quiero suponer que esto no es obra de Julián — Murmuró entre dientes el Omega.

Baby Thoughts - Enzulian [Adaptación]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora