VI [Pasión y suerte]

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Will you still love me when I'm no longer young and beautiful?

Will you still love me when I got nothing but my aching soul?

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Los tacones resonaban con elegancia por los pasillos del backstage mientras intentaba procesar lo que acababa de suceder sobre la pasarela. Las luces cegadoras, los aplausos arrolladores, el pulso vibrante de la música que aún retumbaba en mi pecho... todo parecía escaparse de la realidad, como si no pudiera distinguir entre el sueño y el insomnio. Inhalé profundamente, permitiendo que el aire aliviara la agitación que todavía percibía en mi interior. Entre el ajetreo frenético de modelos, estilistas y maquilladores que se desplazaban a toda prisa, vi acercarse a Lucía, con una sonrisa que irradiaba calidez.

—¡Felicidades, Camille! Estuviste magnífica —me dijo, y en su mirada había una sinceridad que me envolvió.

Le devolví la sonrisa, agradecida. Lucía era una de las pocas personas en aquel entorno con quien me sentía un poco mas comoda, y su presencia hacía que todo aquello resultara menos intimidante.

—Gracias —respondí, dejándome envolver por el calor de su felicitación—. Ha sido... extraño. Nunca imaginé algo así, pero debo admitir que ha sido una experiencia increíble. —Intenté sonar relajada, aunque no pude evitar que mis manos temblaran ligeramente.

—Sí, no eres la única que opina eso —replicó Lucía, esbozando una sonrisa cómplice—. Justo antes del desfile hablé con Sabato...

—¿Sabato? ¿Sabato De Sarno? —pregunté, sorprendida, sintiendo el peso del nombre en mis labios.

Ella asintió, saboreando la emoción de una revelación aún mayor.

—Los modelos para la próxima presentación de Gucci ya están seleccionados, pero Sabato mencionó que le encantaría verte como invitada en el desfile.

La incredulidad me dejó sin palabras. Desde que acepté desfilar para Versace, había sentido que me movía en un mundo ajeno, habitado por mujeres cuya confianza parecía inquebrantable, figuras establecidas en la moda. Yo, en cambio, me sentía como una intrusa, una afortunada atrapada por casualidad en aquella galería de arte donde un cazatalentos me había descubierto. Pero ahora, al escuchar el nombre de Sabato De Sarno en conexión conmigo, sentí que quizás mi lugar allí respondía a algo más que un simple golpe de suerte.

—¿De verdad dijo eso? —logré murmurar, entre la incredulidad y el deleite.

—Por supuesto, pero eso no es todo —continuó Lucía, con un brillo intenso en los ojos—. También hablé con Alessandro Michele.

Mi respiración se detuvo un instante. Alessandro Michele, el legendario exdirector creativo de Gucci, y ahora alma creativa de Valentino... jamás habría imaginado que alguien como él, con su talento y su visión, repararía en mi presencia.

—¿Alessandro Michele? —repetí, como si decirlo en voz alta lo hiciera tangible, menos irreal. Aquel hombre había sido mi inspiración desde que había sido diseñador para Gucci, su manera de expresarse en prendas, su forma de ponerle su toque personal a todo lo que hace y no dejarse llevar por nada. Sabe lo que quiere, sabe lo que hace y lo que quiere hacer, y eso hacía que lo admirara profundamente

—Así es —afirmó Lucía, disfrutando de mi asombro—. Me dijo que le encantaría que estuvieras en su próximo desfile. Ya tienen seleccionada a la mayoría de las modelos, pero hay un traje en particular que aún espera a su musa ideal... y cree que podrías ser tú.

Pinceladas de velocidad || Ollie BearmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora