one & only

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tw; infidelidad consensuada, consentimiento dudoso, feminización, sexo semipúblico, fetiche de embarazo, fetiche de lactancia, charla sucia, degradación.

Tercera persona.

Julián hizo girar el celular de una mano a otra, en un movimiento repetitivo e inconsciente mientras tenía la cabeza en las nubes. Sus ojos miraban pero no veían, enfocados en un punto ciego en la pared de la cocina. Tenía la barbilla apoyada en la isla que separaba el comedor del 'living' y los brazos estirados hacia adelante, con el dispositivo rectangular vibrando una y otra vez en lo que esperaba a que su novia terminara de prepararse para salir.

Había estado listo hace aproximadamente hora y media y ahora, después de tanto esperar, empezó a sentir como la pereza lo invadía y los párpados le pesaban. Se cubrió un bostezo con la mano y se incorporó, volteándose cuando escuchó la puerta de la habitación abrirse.

Finalmente, Emilia salió totalmente vestida, maquillada y hasta perfumada, si la brisita que la acompañó cuando pasó frente a Julián era indicio alguno de que se bañó en colonia. Dio una vuelta completa con las manos en las caderas, sonriendo y ondeando el pelo que le caía suelto sobre los hombros y la espalda.

—¿Como me veo?.—Preguntó con un rentintín de esperanza, probablemente esperando a que Julián fuera mas comunicativo o halagador que de costumbre.

Julián, honestamente, solo tenía ánimos de hacerla a un lado y correr hasta su cuarto para tirarse sobre la cama a dormir ¿por qué tenían que salir un domingo a la noche? al día siguiente tenía entrenamiendo, pero fue Enzo quien propuso la idea de la cita doble y Julián, en realidad, tenía cierto tipo de debilidad por su mejor amigo y muy pocas veces podía negarse a algo que este le pidiera. Además, la noche estaba demasiado linda. Bien podría poner una excusa y volver mas temprano de lo acordado, nadie tenía por qué enterarse que tenía demasiada paja para seguir viviendo, arruinaría la velada y estaba seguro de que Emilia se lo reclamaría cuando volvieran.

Se tragó las ganas de decirle que se veía exactamente igual que las primeras cinco veces que salió de la pieza y le dedicó una sonrisa que no llegó a sus ojos, la hizo girar una vez más y asintió.

—Hermosa, mucho mas linda que con el vestido anterior.

—Era un conjunto de dos partes.—Bueno, eso. Pensó Julián, intentando con todas sus fuerzas no rodar los ojos o presentar un tic ocular nervioso.—¿Estás seguro de que me veo bien? ¿no es demasiado para un restaurante?.

—No, Emi, te prometo que estás bien así.—La agarró de los brazos y le acarició la piel con cariño. La adoraba, pero a veces lo estresaba a niveles inimaginables.—No sabía que te podías poner más y más linda con cada minuto que pasa.

Sus palabras parecieron convencerla porque sus ojos centellearon por un segundo y su sonrisa creció, se estiró en puntas de pie y le dio un piquito que le manchó los labios de gloss. Julián se los lamió por costumbre e hizo una pose de victoria cuando la chica agarró su bolsito y se acercó a la puerta. Por fin.

A Enzo se lo conocía por ser alguien impaciente, se emocionaba con mucha antelación y a veces le ganaba la ansiedad. Después de que pasaran 15 minutos -contados por él mismo- desde la hora acordada de la reunión/cita y no viera a su mejor amigo aparecer por ningún lado, empezó a tamborilear los dedos sobre la lujosa mesa del restaurante. Valentina lo notó y ocultó su sonrisa característica detrás de la copa de vino blanco que estaban compartiendo en lo que esperaban a la pareja.

mamá (e. fernandez x j. álvarez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora