parte única

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Look at the stars (look how they shine for you)

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Observa frente a él una tumba que sabe que está vacía, pero que carga con más pesar del que William está dispuesto a expresar.

En su puño izquierdo sostiene un ramo de flores, sus favoritas, se recuerda, no sin un poco de desprecio por si mismo. Aún no ha juntado el valor suficiente para dejar aquél ramo junto a los muchos otros que había por ser el aniversario.

El aniversario de la muerte de León Deaton.

No es que él realmente haya muerto, William sabe lo que sucedió de verdad, al menos lo poco que puede recordar de aquella oscura noche en la que perdió a su mejor amigo.

—No creí que vendrías. —dijo una voz a su espalda, no tiene que voltearse para saber de quién se trata, el padre de León, Alan.

—Tampoco lo creí. —admite William, soltando un suspiro tembloroso que había estado intentando contener.

No se ha aparecido en los últimos cinco aniversarios de su muerte, ni en la casa en la que León solía vivir antes de aquella noche.

Sin presentarle sus respetos a la familia del pobre chico que alguna vez fue su mejor amigo, sin estar ahí para ellos, prometiendoles que él haría todo lo posible para compensarlo.

Porque incluso aunque no fue su culpa, se siente y se sentirá por siempre responsable de lo que le sucedió esa noche a León.

William no levanta la vista, ni se voltea para enfrentarse al hombre que sabe que ha dañado de una manera irreparable, para toda la vida.

Alan Deaton lo rodea y coloca su propio ramo de flores sobre la lápida, apoyando una de sus manos sobre la gran piedra opaca en la que estaba tallada el nombre de su hijo.

El clima no es el mejor para estar en un lugar tan abierto como un cementerio, las brisas frías del invierno golpean contra ellos sin piedad, pero en esos momentos enfermarse era una de las últimas preocupaciones que William Jecksen tenía en esos momentos.

—¿Has seguido tu investigación? —pregunta William después de un silencio que de seguro les pareció eterno a ambos, su cabello rubio rizado cae sobre sus ojos para ocultar como estos brillan con lágrimas contenidas.

—Por supuesto que sí. Sabes que jamás me detendré, no si tengo al menos una posibilidad de recuperarlo. —su voz apagada, pero tan decidida como siempre, deseó darle un poco de esperanza.

—Tal vez algún día lo logres. —murmuró con cuidado, dejando que las flores floten suavemente hasta la pila que ya había allí con un simple movimiento de sus dedos.

—Has estado mejorando.

—Es lo único que he estado haciendo desde que... —William se detiene, mordiéndose la lengua y desviando la vista de la tumba a un costado del bosque, buscando algo más que decir—. Bueno, será mejor que me retire.

Cuando finalmente voltea a encontrarse con Alan Deaton, no puede evitar mirar su propio atuendo, notando como ambos diferían más allá de la exageración.

William llevaba una oscura capa negra que cubría gran parte de su atuendo simple, un par de jeans negros desgastados y una remera que oculta con el borde de su capa, ya que sabe que Alan podrá reconocerla como una antigua remera de León.

La mejor forma que William había encontrado para sentirse cerca de su mejor amigo y recordarlo con mayor facilidad fue usando sus antiguos atuendos, pero frente al padre de su amigo, puede admitir que en esos momentos se siente un poco avergonzado.

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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✓REMNANTS OF US, Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora