En un mundo donde los alfas dominan, Yoongi, un alfa, enfrenta la pérdida devastadora de su pareja tras el nacimiento de su cachorro. Sumido en el dolor y la desesperación, se encuentra en el hospital, donde su pequeño recibe cuidados en la unidad d...
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El alfa frotó sus manos contra la tela del pantalón, observando el reloj que decoraba en la sala de espera mientras se mantenía atento a cualquier enfermero o médico que saliera por las puertas que conectaban al pasillo donde el omega se encontraba.
Desde que habían llegado al hospital, las enfermeras le notificaban que Hoseok aún seguía bajo revisión y que en cualquier momento un médico iría a informarle sobre su condición. Pero las horas transcurrían, y tanto Yoongi como su lobo ya se sentían demasiado impacientes al no saber nada desde que lo dejó ir.
Su cuerpo se tensó al ver a un médico salir por el pasillo, buscando con la mirada por toda la sala de recepción. La mirada del hombre mostraba la evidente preocupación que expresaría a quién fuera que le hablara, y fue en ese momento que Yoongi rezó a todas las deidades posibles de ser él a quien le llamaran, solo podía sentir malas noticias avecinándose.
—Familiares de Jung Hoseok —el nombre le hizo desplomar su corazón, levantándose con pesar.
Alzando la mano, se acercó aún y cuando sus pies se sentían como si cargara plomo sobre ellos, arrastrándose con temor a recibir una noticia mala. El recuerdo vago de pasar por esa situación le hizo eco en la mente, sintiendo como su lobo se retraía y le exigía no seguir caminando, que diera media vuelta y se largara si con ello pudiera posponer lo malo que se avecinaba. ¿Qué era diferente esta vez? Nabin ya estaba a su lado, tenía a un maravilloso cachorro que dependía de él pero, a pesar de saber aquello, ¿Por qué sentía una opresión peor al día en que perdió a su omega? Con Jae-ho, aunque había sido dolorosa la noticia, sabía que ahora disponía de su bebé y que debía de abogar por él, ¿Por qué con Hoseok se sentía lo triple de mal?
—¿Usted es familiar del paciente Jung?—la voz del médico lo sacó de sus pensamientos, haciéndolo detenerse.
—Soy amigo suyo.—se limitó a contestar.
Aunque el hombre no pareció convencido con su respuesta, soltó un suspiro.
—¿Puede acompañarme? Creo que la vida de su amigo corre peligro y necesitamos hablar de esto a solas.
Yoongi lo siguió con gesto consternado, dejando salir por medio de sus feromonas la preocupación que iba creciendo dentro suyo. Trató de controlarse, pero conforme iban caminando por el pasillo, sentía que se le dificultaba respirar, temeroso por lo que escucharía.
—Adelante, puede tomar asiento —acató lo dicho en silencio, entrando en la espaciosa oficina.
—¿Qué es lo que está mal? —cuestionó en cuanto el hombre tomó asiento enfrente suyo, dividiéndolos en el escritorio. No podía detener por más tiempo aquella pregunta, necesitando saberlo en ese momento o se volvería loco por los nervios.
