|Tomando el control|

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Charlie sintió cómo el viento la empujaba hacia abajo, pero el impulso la hizo alcanzar a Alastor, quien caía desde la cima del edificio. Con una determinación implacable, su cuerpo se envolvió en una luz dorada, y su ropa cambió a un majestuoso vestido blanco con bordes dorados que destellaban con cada movimiento. 

Casi no podía creer lo que estaba pasando: había desbloqueado sus poderes.

Desde la calle, Alma enfrentaba a Lucifer, empujándolo con fuerza. Giró hacia Charlie y le dio una alentadora sonrisa.

—¡Vamos, Charlie! —gritó Alma animándola.

Alastor abrió lentamente los ojos, su rostro marcado por el dolor, pero al ver a Charlie, sus labios temblaron.

—Perdóname... Charlie... —murmuró con voz entrecortada, su mirada entremezclada con dolor y remordimiento.

Antes de que Charlie pudiera responder, un rayo de oscuridad surcó el aire. Lilith, observando la escena desde la azotea, lanzaba un ataque con una expresión llena de furia. Sin dudar, los ojos de Charlie brillaron en dorado, y ella desvió el rayo con una fuerza casi instintiva, enviándolo de vuelta hacia su madre. La explosión hizo temblar el edificio. 

Descendió a la calle con Alastor en brazos, sintiendo su respiración entrecortada contra su pecho. Al instante, Alma corrió hacia ellos, mirando a su hijo con preocupación.

—Charlie, lo hiciste... salvaste a mi hijo —le felicitó Alma, sosteniendo a Alastor con suavidad.

—Lléveselo, por favor... —le rogó Charlie, su voz firme, aunque sus ojos reflejaban preocupación. 

Alma miró a su futura nuera por un instante y asintió, tomando a Alastor entre sus brazos con cuidado. Sin embargo, Lilith se levantó de la azotea, levitando con un grito de furia que resonó como un trueno. 

Una tormenta oscura se desató sobre la ciudad, y la figura de Lucifer, aún bajo el control de Lilith, avanzó hacia Alma y Alastor.

—¡Papá, detente! —Charlie voló hacia él, bloqueando su camino y mirándolo a los ojos, buscando en ellos una chispa de reconocimiento—. ¡Papá, por favor! ¡Soy yo!

Lucifer la empujó violentamente, pero ella no se rindió. Entre lágrimas, Charlie le habló, con su voz temblorosa pero llena de convicción.

—Papá... vuelve... por favor... eres más fuerte que esto.

Por un instante, Lucifer se detuvo. Sus ojos recobraron su claridad y su rostro mostró una mezcla de confusión y dolor. Sus ropas, desgarradas y manchadas de sangre, mostraban los estragos de la lucha.

—Charlie... ¿qué he hecho? —murmuró con voz rasposa, como si despertara de una pesadilla.

—Papá... —Charlie lo miró, sus lágrimas cayendo al suelo—. ¿Por qué... por qué te dejaste dominar por ella?

Lucifer suspiró y bajó la vista, encontrando en su cuello un viejo collar oscuro. Con determinación, lo rompió, y dejó que los pedazos cayeran al suelo. 

—La amo, Charlie... pero mi amor fue ciego. Nunca pensé que ella haría todo esto. 

—Papá... —sostuvo sus frías manos—. El amor puede doler ante algo como esto pero... sé que después de tanto dolor, es mejor cuidar al corazón. Priorízate... 

Lucifer miró a su hija inspeccionándola. 

—¿En qué momento creciste tanto? —murmuró Lucifer soltando pequeñas lágrimas.

—Pa... —Charlie sonrió—. Me voy a casar, mañana... ¿lo recuerdas?

—Agh, no me hagas acuerdo de eso... —respondió Lucifer cruzándose de brazos—. Nunca creí que le abrirías tu corazón a alguien... tu a los cinco años decías que yo era el amor de tu vida, sigo sin creer que mañana te casarás.

—Pa, yo-... 

—Cuando conocí a tu madre... fue... —dijo pensativo, como si estuviese viviendo sus recuerdos—. algo tan... wow. Supe desde que la vi que me casaría con ella. Dejé que ella tomara el control por mucho tiempo a tal punto de que ya ni me dejaba expresarme por mi mismo. Le dí una gran parte del poder ya que siempre me manipuló mediante caricias y-... 

Charlie volvió a sostener sus manos. 

—No quiero que te pase lo mismo manzanita —pidió Lucifer—. Lo conoces, ¿que?, ¿hace... tres meses? 

Charlie rio algo conmovida.

—Mas o menos...

—¿Vez? No quiero que nada le pase a mi princesa —dijo nervioso—. ¿Y llevarte al altar? Siento que no podría hacerlo, yo-...

—Hey... —la rubia lo sacó de su ensoñación—. Estaré bien papá, enserio. Amo a Alastor más que nada... y lucharé por él...

Lucifer sonrió orgulloso, tomó sus manos y las besó.

—Esa es mi niña... —suspiró y cerró sus ojos—. Te amo más que a nada en este mundo, Charlie... recuérdalo siempre, ¿si?

En ese momento, un trueno resonó y los gritos de los ciudadanos se intensificaron. 

Lilith, de pie en la distancia, los observaba con una sonrisa llena de satisfacción. Al percatarse de que Lucifer ya no estaba bajo su control, intentó manipularlo de nuevo, lanzando un hechizo para doblegarlo.

—¡Lucifer! —gritó, intentando atraerlo hacia ella. 

Lucifer lanzó a Charlie lejos de él, intentando protegerla mientras se acercaba a Lilith.

—¡Papá! —gritó Charlie.

Charlie aterrizó cerca, observando con angustia cómo su madre hacía un último esfuerzo por retener a su padre bajo su control. Su corazón latía con fuerza cuando escuchó a Lilith murmurar promesas seductoras al oído de Lucifer.

—No cedas, papá... —le suplicó Charlie desde la distancia—. ¡Ella no te ama como tú crees! ¡Hoy te lo ha demostrado más que nada!

Lucifer cerró los ojos, atormentado. Lilith lo envolvió con sus brazos, susurrando en su oído con voz hipnótica.

—¿No ves, Lucifer? Solo yo te he amado verdaderamente. Nadie puede reemplazar lo que tenemos —susurró Lilith con un tono suave y persuasivo—. Así que relájate y déjame controlar tu... hermosa mentecita.

—N-no... —Lucifer forcejeó.

Lilith jugó con su pelo susurrándole palabras cariñosas y la cabeza de Lucifer bajó intentando no ceder ante su esposa.

Charlie, con desesperación, gritó:

—¡Ella mató a Alfonso! ¡Al padre de Alastor! ¿Cómo puedes perdonarle eso?

Los ojos de Lucifer se abrieron como platos.  

Su mirada se endureció, y sus ojos se volvieron negros como el abismo. Lilith lo miró sorprendida, perdiendo momentáneamente su control sobre él.

—¿Lucifer? —dijo Lilith—. ¡¿Qué mierda estás haciendo?!

—Alfonso... —murmuró Lucifer, su voz quebrándose—. Era mi amigo... 

—Amigos... —dijo Lilith sin expresión pero con un tono de molestia—. ¿Ese Brown era tu amigo? Sabes que nosotros no nos relacionamos, ni nos relacionaremos con esa gente... ya relájate.

—Considérate... muerta Lilith Magne.

Charlie retrocedió instintivamente cuando, de pronto, una gran explosión envolvió el área, lanzando sombras y destellos de luz en todas direcciones.

—¡Papá! ¡No!


Mi falso prometido -Charlastor-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora