Los personajes no son mios ni los de jujutsu kaisen ni los de fate creditos a sus respectivos creadores
Se veía a un hombre sentado en un bar, mientras le hacía señal con la mano al bartender para que le pasara otro vaso lleno de alcohol. Aquel bartender le pasó otro vaso con alcohol, pues aquel hombre estaba esperando a una persona. ¡Demonios! Ya se estaba cabreando; se supone que esta persona iba a ser puntual y que no se iba a demorar. Después de todo, él tenía cosas que hacer.
Hasta una voz se hizo escuchar en medio de la taberna, rompiendo la línea de pensamientos de aquel hombre. El hombre dejó el vaso en la mesa mientras giraba la cabeza y le dijo:
-Llegas tarde. Llevo tres horas esperándote en esta taberna.El otro hombre se le formó una sonrisa en su rostro y le dijo:
-Tuve que encargarme de unas cosas; sabes de lo que hablo.-Sí, sí, sí, lo que digas, niño -le respondió el otro hombre-. Después de todo, una persona como tú no quiere cabos sueltos en esta misión, ¿verdad?
El chico le respondió:
-No soy un niño, tengo diecinueve años. Aparte, esta misión es muy crucial; necesito eliminar...Dijo el chico. El hombre sentado en la silla soltó una carcajada mientras le preguntaba:
-¿Un niño como tú quiere eliminar a alguien? Me sorprende. Supongo que quieres matar a esa persona porque se metió con tu mujer o porque se metió con tu hermana. Después de todo, es lo más normal, ¿no?El chico le dijo:
-No es por eso; es por otra cosa. Esa persona interfiere con mis metas. Aparte, me enteré de que eres una persona que cumple con el trabajo.El hombre sentado en la silla sonrió mientras decía:
-Parece que has escuchado bien, niño.Aquel hombre le preguntó al chico:
-¿Cuánto es el precio que te dan por la cabeza de esa persona?-El precio es lo de menos; tú solo cumple con el contrato y mata a esa persona -le dijo el chico.
-Aquella persona no es cualquier cosa -esto lo decía mientras iba caminando hacia donde estaba el hombre, para luego coger una silla y sentarse a su lado.
El hombre le alzó su mano y hizo una seña al bartender para que traiga un vaso lleno de alcohol. El bartender se acercó con pasos lentos mientras sostenía una botella de alcohol y un vaso. Antes de que el bartender le sirviera el alcohol, el chico le dijo:
-Yo no tomo.El hombre se giró y le dijo:
-Vamos, toma un poco; no me digas que no vas a tomar un poco de alcohol, acaso no tomas porque crees que a ir vas al infierno. Después de todo, no se compara a lo que me pediste: matar a una persona.El chico frunció el ceño mientras miraba al hombre. El susodicho no se intimidó ante su mirada y le dijo:
-¿Acaso tu mirada tiene que darme miedo? Te falta más, niño, para lograr intimidarme a mí. Después de todo, niño, eres una pulga ante mí.El chico giró su mirada y le dijo:
-Olvídalo.En el rostro del hombre se le formó una sonrisa mientras giraba su cabeza para ver al bartender y decirle que olvidara la orden. El bartender encogió sus hombros mientras se giraba para recibir otra orden. El hombre se giró hacia el chico y le preguntó:
-¿A quién hay que matar?En el rostro del chico se le formó una sonrisa que era capaz de partir su rostro. El chico deslizó una mano a su bolsillo y sacó una imagen, entregándosela al hombre. El hombre recogió la imagen y vio detenidamente. En la imagen se podía ver a una chica joven que tiene un rostro delicado y juvenil, con facciones suaves que expresan serenidad y determinación. Sus ojos son de un tono violeta o azul profundo, lo cual le da una apariencia solemne y carismática. Sus expresiones suelen ser tranquilas y llenas de convicción. También se podía ver que su cabello es rubio claro, casi platinado, y lo lleva en un estilo corto que llega a los hombros, con algunos mechones más largos a los lados. En la parte superior, su cabello está recogido y sujeto por una diadema plateada que le da un aire de dignidad y feminidad.