Our Safe Place | Severus Snape

52. Perspectivas de un Futuro Incierto

Las reuniones del Ejército de Dumbledore continuaban, ignorando la presión de los TIMOS. Harry, buscando una manera de levantar el ánimo de todos, decidió enseñarles a conjurar un patronus.

—Piensen en un recuerdo poderoso —les dijo mientras caminaba entre ellos—. El más feliz que puedan recordar. Dejen que ese sentimiento los llene...

Desde que Harry y Sarah demostraron que podían conjurar un patronus corporal, el entusiasmo había crecido entre todos. El aula se llenaba de risas y exclamaciones. Algunos lograron invocar figuras completas, mientras que otros apenas conseguían destellos de luz desde sus varitas. Sin embargo, Eileen parecía estar más ausente que de costumbre. Simplemente sostenía su varita, observando cómo Hermione conjuraba con facilidad una nutria plateada, que giraba en el aire antes de desvanecerse.

—Vamos, inténtalo —le animó Hermione al notar su falta de participación.

—Hoy no... Mi mente está en otro lado —murmuró Eileen, mientras su mirada se desviaba hacia Sarah, que hablaba animadamente con Lukas.

Hermione sonrió, con una chispa de complicidad en los ojos.

—Entonces, lo de tú y Sarah es serio, ¿no? —comentó, bajando la voz.

—Baja la voz, por favor —replicó Eileen acercándose más a su amiga para que solo ella pudiera oírla—. Todo va bien, pero no quiero que la gente lo sepa aún. Podrían no tomarlo bien.

—Vamos, ustedes dos se ven geniales juntas —dijo Hermione con una sonrisa alentadora—. No vas a arruinarlo.

Eileen soltó un suspiro, su expresión se tornó preocupada.

—Tengo este mal presentimiento... Siento que hay algo que Sarah no me está contando —admitió, tragando saliva.

—¿Celos? —preguntó Hermione, arqueando una ceja con una sonrisa juguetona.

—¡No! —Eileen la miró por unos segundos, para luego añadir con una mueca—. Tal vez... No soy celosa, pero tengo mis sospechas.

—Sí que lo eres —replicó Hermione, riendo suavemente—. Y no me engañas, tampoco eres completamente honesta con ella.

—Claro que lo soy —bufó Eileen, rodando los ojos.

—¿Ah, sí? ¿Ya le dijiste que tal vez no te permitan regresar el próximo año? Es más, que es casi un hecho y que te mandarán a París a continuar con tus estudios pero ahora no tendrán nada que ver con la magia...

—No... —admitió Eileen en voz baja.

—¿Y qué esperas?

—El momento adecuado. Ha estado pasando mucho tiempo con su hermano, y quiero respetar eso.

Hermione la miró con seriedad.

—No tardes demasiado. Ahora, quiero verte intentarlo —le insistió.

Eileen suspiró y dio unos pasos hacia atrás, varita en mano. Cerró los ojos, tratando de concentrarse, pero apenas empezó a invocar un recuerdo, Sarah se acercó inesperadamente. Su repentina presencia la sobresaltó, lo que a su vez preocupó a Sarah.

—¿Está todo bien, Eileen? —le preguntó rápidamente—. Me has asustado...

—Sí, sí, estoy bien... Lo siento.

—No pienses en otras cosas. Ya tendrás tiempo para eso —le dijo Sarah con ternura—. Ahora, vamos a realizar el hechizo...

Sarah trató de guiarla, pero cada vez que la tocaba o le daba indicaciones, Eileen se ponía más nerviosa. No quería que Sarah la soltase, por lo que intencionalmente cometía errores.