Cumpleaños parte 2

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Anabela

Veo que se sigue acercando, cierro mis ojos, siento sus labios en los míos.

Mis labios se mueven respondiéndole a su beso. Me besa muy tiernamente; siento como sus manos hacen que me pegue más a él.

Pongo mis manos en su cuello y nos seguimos besando. Me comienza a recostar en el sillón sin dejar de besarnos.

No sé si sean las hormonas del embarazo, pero comienzo a sentir como mi cuerpo se comienza a calentar.

Siento las manos de Vladímir acariciando una de mis piernas.

Deja de besarme los labios y va besando mis mejillas hasta llegar a mi cuello.

Siento cómo me besa; eso me gusta mucho; después regresa a mis labios y me vuelve a besar.

Escucho como su respiración se torna agitada igual que la mía. Me separo de él y veo como me mira algo confundido.

Se quita de encima de mí y se sienta a un lado; noto que está algo incómodo.

—Perdón, me dejé llevar —se disculpa.

—Está bien, solo que me quedaba sin aire —le digo.

Me levanto y pongo mi mano en su hombro y me acerco a él.

—Pero gracias por eso, no quiero hacer algo que no te guste; yo te respeto, no pasaré ningún límite —menciona.

—Eres muy diferente —le digo.

—Mi padre siempre fue un hombre que respetó a las mujeres y, además, las mujeres son la creación más hermosa, las cuales se deben respetar y valorar —expreso con dulzura.

—Siempre los hombres piensan que las mujeres somos débiles y lo único que hacen es lastimarnos —dije al recordar lo que me han hecho.

—Lo sé, por eso soy diferente, porque las mujeres no son un juguete. Siempre valórate a ti misma; no dejes que nadie vuelva a jugar o a lastimarte —declaró.

—Es raro escuchar esas palabras de un hombre de la mafia —agregó con delicadeza.

—Lo sé, por eso soy frío, distante y solitario con los demás mafiosos; no quiero que nadie vea cómo soy realmente bueno; solo tú, Francisco y mi familia lo saben —me cuenta.

—Me gusta mucho que seas así. A mi experiencia conocí a un hombre horrible.

—Sé por lo que pasaste; para mí todos los hombres debemos de sentirnos orgullosos por la mujer que nos ame y esté a nuestro lado —sigue diciendo con seguridad.

—Gracias por decirme todo eso, Vladímir —le agradezco.

Me acerco a él y lo abrazo; pongo mi cabeza en su pecho.

Después de un momento de estar así nos levantamos del sillón y nos acercamos a la cama.

Me quitó los zapatos y me metí entre la cobija. Vladímir me tapa con ella y se acuesta encima de ella.

Me acerca a él; pasa uno de sus brazos por mi cabeza y me abraza.

Yo pongo mi cabeza en su brazo y lo miro atentamente.

—Descansa, mi Reina —me dice.

Solo me sonrojo, cierro mis ojos y el sueño comienza a invadirme.

Vladímir

Veo a mi linda Any dormir; comienzo a recordar el beso que le di y el momento que tuve con ella.

Aunque me hubiera gustado llegar más lejos, debo de respetarla.

Eres mi venganza y mi perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora