CONVERGENCIA ©

7. Nuevo Compromiso

Viena

Camila se abraza a mi al verme llegar, correspondo a su abrazo sonriente.

-Te ves hermosa Camila.

-No más que tú -Ríe.

-¿Están aquí tus padres?

-No han parado de hablar con tú papá desde que llegaron.

-Estos Señores, siempre tan sociables- Ambas reímos.

-Tu padre ha estado un tanto incómodo.

-¿Ah si?

- El padre de tu jefe estuvo aquí hace unas horas...

-El señor Beras...

-Gracias al cielo se fue, enserio nunca había visto a mi suegro así.

-Si el señor Beras y él hablaron lo que creo que hablaron muy pronto lo veras nuevamente así cariño.

-¿Que pasó?

-No, no hablemos de trabajo en este día tan especial para ti... Solo... Son cosas de la empresa.

-Espero que se solucione...

-No te preocupes, mejor cuéntame de ti, Venecia, Roma, Portugal, vamos Mónaco, estas en todas partes -Ambas reímos. Camila se dedica al modelaje desde que tiene 5 años, por lo qué es toda una celebridad, mi hermano tuvo suerte, ha encontrado una hermosa mujer, por dentro y por fuera. Aunque mi hermano es bastante atractivo por sí mismo. Lo que hace de los dos una hermosa pareja.

-Bueno mi agencia ha hecho un buen trabajo -Habla sonriente. -Yo solo sonrío a la cámara.

-Me alegro de qué te esté yendo bien.

-Muchas gracias, uh mira quienes se asoman.

-La tía más hermosa de todo el mundo... -Escucho la voz de uno de mis sobrinos tras mío.

-Cristeu... -Me abrazo a él de inmediato. -Mi vida hermosa cuanto tiempo sin verte -Digo separandome de él.

-¿Extrañaste también al otro gemelo? -Dice Aurelieu

-¿Cómo no he de hacerlo? -Me abrazo también a él.

-Un placer verte de nuevo tía.

-Igualmente muchachos.

-Camila, te vi en la fiesta de Dior.

-Lamento no haberte saludado, estaba muy ocupada.

-Las fotos estuvieron asombrosas.

-¿Ya tienes permiso de castigarnos? - Bromea Cristeu. Todos reímos.

-Espero no tener que hacerlo.

-Nada es seguro con este par -Reímos nuevamente.

-Viena -Abel se acerca a la reunión con cara de seriedad y un tono de enojo.

-¿Pasa algo cielo? -Le pregunta Camila. Él la mira, luego mira a sus hijos y vuelve su vista a ella. -Tranquila mi amor, ya vengo.

-Aquí la sostendremos para que no se te escape -Dice Aurelieu sonriente. Abel le sonríe y me toma por el brazo para apartarme de ellos.

—¿Pensabas marcharte sin decirme nada? —la voz de Abel rompió el silencio.

—Abel, no aquí —respondí, intentando mantener la calma.

—Sí, aquí y ahora —insistió, acercándose un paso más.

—Te he dicho que no, y es no…

—Si vieras la cara que trae papi en este momento…

—Tanto tú como papi deberían tomarse un par de calmantes…