၄၃ - douze

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Mi mente está perpleja, la niebla es producto de esos suspiros llenos de exitación que soltamos cuando estamos con los pulmones vacíos de oxígeno.

Los húmedos besos que te propongo son como llave bendita que me permite entrar a tu alma cuando exploro el dulce de tu cuello.

El maestro de la censura ha tomado un descanso, y tú sabes muy bien a lo que me refiero.

Es totalmente nueva esta sensación que fluye por debajo de mi piel, recorriendo la dureza de mis huesos en corrientes que se sienten por cada centímetro de mi ardiente cuerpo ebrio.

Mi autocontrol se fue por la borda cuando preguntaste algo tan prohibído hace un largo rato, incluyendo un "besarmos toda la noche", y te juro, que si me sentía embriagado con tan solo mirarte, actualmente estaba al borde de un coma etílico hasta el punto de ahogarme sin una poca de aire antes de fallecer ante tus mimos.

No solo son besos y caricias, se sienten más que eso.

A pesar de mi estado tan jodido, estoy consciente de que mis manos han tomado las palabras más conviencentes para rogarle a tu santo de confianza que no me odie, por que, amor, sentir tu cintura con ambas manos es muchísimo mejor que el pase directo al paraíso al que muchos llaman cielo.

Estás soltando el mejor sonido que mis atentos oídos han recibido alguna vez, mi canal auditivo siente cosquillas, y se esparce hasta la médula con tan solo imaginarme tu expresión de puro placer en tu rostro, cuando masajeo con fuerte suavidad tu piel debado tu camiseta.

Quiero quitarla, pero creo que estaré cruzando la línea en no pedirte permiso, de todos modos, me la estoy pasando de maravilla.

Al parecer, tus suspiros desesperados tratan de aclamar un poco más de cercanía, quizá aquella que se cumple cuando nos despojamos del desastre con marcas de jalones en la tela de nuestra ropa.

El plus que me regalan tus manos es vívido, como dibujas formas sin sentido en mi cabello, uniéndome a tu zona de debilidad, entonces, creo que te gusta mi maniobra.

Soy perfecto aquí, ¿eh?

ㅡ J-Jongho... uhm...

Gimes, pero tu voz a pesar de estar a pocos centímetros de mis orejas, llego a oírla espaciosa, lejana, mientras mi cerebro está tratando con mucho esfuerzo en dedicarme a marcarte sin colmillos incluídos.

Un momento.

Creo que así no es como recuerdo que estabamos de primera posición.

No recuerdo que nos hubiéramos levantado del piso para tomar asiento ahora sí en el sofá, tampoco hago memoria que en vez de estar sentados frente a frente, tú mantengas tu espalda recostada en el reposa brazos mientras ataco con fiereza tus clavículas, hombros y cuello.

Muchísimo menos que mi mano derecha tiene control de sí misma al adentrarse un poco más abajo de tu marcado abdomen, siento tus caderas las próximas víctimas donde ella quiere sentir, quiere adorar, a sobremanera.

Quiere tener una experiencia única yendo a la isla paradisíaca en un hotel de lujo todo-incluído mientras pasa desapercibido por sobre tus finos pantalones de pijama.

Separo un poco mi rostro de esta sensual curvatura dulcemente, y observo tu expresión.

Oh, mierda, estoy acabado.

El brillo en el borde de tus ojos me explica que te encanta lo que hago, que nuestras fantasías para adultos quizá sean similares y estoy cumpliéndolas una a una. Tus ojos me pide más, con pupilas tan grandes al deseo de seguir con esto, por esta noche, el rojo en tus mejillas es cruelmente notorio, pero algo que de verdad me está matando, es el como muerdas tus labios para no soltar gemidos de más.

Somos un bendito lío, locos del placer

Quizá a tus ojos estoy siendo un mendigo implorando por más, y lo soy, desde el momento en el que correspondes a mis besos tan deseosamente, me permites decidir qué parte superior de tu cuerpo saborear con todo el beneficio del mundo.

Una de mis manos, que no está tocando abajo, sube hacia tus mejillas, acaricio suavemente, mientras sube un poco al apartar el mechón que cubre el rosáceo de tu marca, esa preciosa marca al cual mis labios besan con picos llenos de amor.

Tus risas son coquetas, calladas, con el plan de que el efecto tenga resultado en mi vientre, el cual me cosquillea desde el primer trago de ventaja.

Realmente estoy cegado, tanto que de tus caderas redondas, impulso tu espalda para sentarte sobre mi, con piernas abrazando las mías por fueras, y tengo oportunidad en desvanecerme con tus besos en mis belfos, melosos, sin una pizca de compasión en quererlos soltar de aquí en mil años.

No es inocente, no cuando estoy enviando señales para entrar a tu cavidad, que mi lengua se encuentre con la tuya en un desliz fascinante, y el recorrer de mis palmas se contraen al apretar la curveada estrechéz que tienes por cintura.

Una vez más, bajo.

No te mueves, pero bajas tus redondas y hermosísimas caderas hasta mi hombría, donde regalas un vaivén tan pero tan lento que me hace enloquecer. Siento cada uno de tus movimientos, sobre todo cuando acaricias sin timidéz de por medio mi pecho sobre la ropa.

¿Estás tan desesperado como yo?

Poco a poco, las prendas empiezan a acumular sudor, lo que parece un estorbo para seguir reteniendo el calor. Entonces, te dejo tomar un corto respiro cuando me separo a mirarte una vez más.

Y oh, joder, tu cruel sonrisa hizo que la torre se levante en un segundo.

Con la respiración pesada, sin cobardía; una de tus cejas se alza en señal de duda, mientras sueltas otra risa de esas que me hacen pensar de más.

Siento un poco de pena.

ㅡ Es difícil... contenerse estando así.

ㅡ ¿Uhm?

Dices, en un tirón de tiempo miras hacia algún punto de mi pecho, cuando la punta de tu dedo índice comienza a bajar desde mi barbilla con una lentitud que me desesperó a sobremanera. Alzas tu mirada a la mía, conectando a tu efecto. ㅡ ¿te estás conteniendo, Hoho?

Me acabo de estremecer.

Esto que me haces, es siniestro, me encanta.

ㅡ S-Sí...

Esta vez, el dedo no baja solo, le acompaña un dígito más, haciendo énfasis en el botón al inicio de mis pantalones.

Mi mente se siente desbordar cuando te acercas otra vez, peligro, los papeles se invierten. Esta vez, tú eres el que me desmorona con besos tranquilos que despiertan a la bestia que estoy tratando de calmar a punta de pausas.

No quiero dejarte el trabajo manual, pero mi deseo más íntimo se está cumpliendo a costa de ti.

Yo soñé con que me hacías un relajo con las intenciones que sirves en la mesa con olor a tentativa, lo disfruto mucho, aún cuando tus manos suben a mi cuello para sujetarlo de ambos lados cuando me besas con hambre.

Lo quiero tanto como tú, y estamos aplazando el regalo.

ㅡ ¿Qué te parece... si seguimos esto en la cama?

⋆˙⟡ -

les subo esto sólo para
que se antojen muejeje

con amor,
- kor ☁️

Amarte - ၄၃ - jongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora