Capítulo 1: Un Objetivo Imposible

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La luna colgaba alta en el cielo, bañando la ciudad con un resplandor plateado mientras Percival paseaba por las calles tranquilas, escuchando cómo los sonidos de los trasnochadores se desvanecían en la distancia. Perdido en sus pensamientos, su mente era un torbellino de tareas universitarias y las risas de sus amigos. La vida le parecía simple, casi idílica, mientras caminaba hacia su dormitorio, sin saber que fuerzas sobrenaturales acechaban más allá del velo de su realidad.

En otro reino, la atmósfera era cualquier cosa menos serena. El Consejo de las Súcubos se reunía en una sala tenuemente iluminada, donde las sombras bailaban en las paredes, reflejando la tensión en el ambiente. En la cabecera de la mesa estaba Gawain, la imponente líder de las súcubos, con una expresión de frustración y determinación.

"Otro fracaso," anunció Gawain, su voz baja y autoritaria. "Tres de nuestras mejores han intentado seducir al objetivo, y sin embargo, él permanece intacto." Golpeó la mesa con el puño, provocando una oleada de inquietud en la sala.

Las demás súcubos intercambiaron miradas, su belleza marcada por la preocupación. Era una situación inusual; la mayoría de los hombres caían fácilmente bajo sus encantos. Pero Percival era diferente: algo más que humano, bendecido con el espíritu de la vida corriendo por sus venas.

Nasiens estaba sentada entre ellas, su corazón latiendo con fuerza mientras escuchaba. Había sido temporalmente lanzada a este inesperado rol, asumiendo las tareas de una súcubo a pesar de su renuencia. Como una talentosa creadora de pociones, su verdadera pasión residía en la creación de elixires, no en seducir almas inocentes. Pero la apuesta que hizo con Gawain le había despertado el interés. Tal vez esta sería su oportunidad de demostrar su valía.

"¿Cuál es el plan, entonces?" preguntó Nasiens, su voz firme a pesar de la tormenta de emociones en su interior. "Si él es tan resistente, necesitamos un nuevo enfoque."

Gawain la miró intrigada. "Pareces entusiasta, Nasiens. ¿Te gustaría asumir este desafío?"

Una mezcla de emoción y temor la recorrió. Había visto al joven desde lejos: Percival, con su sonrisa fácil y su carácter amable. No era el objetivo típico, pero había algo en él que la atraía.

"Lo haré," declaró, sorprendiendo incluso a sí misma. "Pero necesito las herramientas adecuadas: pociones que puedan superar sus defensas… pero sólo lo hago por nuestra apuesta."

"Muy bien," respondió Gawain, con una sonrisa astuta. "Pero recuerda, el fracaso significa que seguirás siendo súcubo para siempre. Si tienes éxito, podrás regresar a tu verdadera pasión."

Con las condiciones establecidas, Nasiens sintió una oleada de determinación. Reunió sus suministros y se retiró a sus aposentos, donde estantes llenos de botellas relucientes la esperaban. Pasaron horas mientras trabajaba, cada poción elaborada con cuidado, infundida con su esencia e intención.

La noche siguiente, se encontraba de pie en el umbral de su casa disfrazada, su corazón latiendo con una mezcla de emoción y ansiedad. Había elegido este vecindario deliberadamente, esperando mezclarse entre los humanos comunes. Con su disfraz y sus rasgos llamativos—cabello largo y oscuro que caía como seda y ojos que brillaban con una luz de otro mundo—era una figura impresionante, pero estaba decidida a ocultar su verdadera identidad, al menos por ahora.

Tomando una profunda respiración, llamó a la puerta del dormitorio de Percival, ensayando las palabras en su mente.

Cuando la puerta se abrió, la sorpresa iluminó su rostro. "¡Hola! ¿Puedo ayudarte?" preguntó, con voz cálida y acogedora.

Nasiens sintió un leve nerviosismo, pero lo disimuló rápidamente con una sonrisa. "Soy Nasiens. Recién me mudé unas puertas más abajo y pensé en presentarme. Traje algunos dulces."

Sus ojos brillaron con curiosidad al ver la pequeña canasta que sostenía, llena de un surtido de pasteles. "¡Vaya, gracias! No esperaba una visita de vecindad."

Mientras charlaban, Nasiens se encontró encantada por su naturaleza genuina. Percival era encantador en su inocencia, completamente ajeno al juego en el que estaba atrapado. Podía sentir el calor que emanaba de él, el espíritu de vida dentro de él que lo hacía resistente a su especie.

"¿Te gustaría probar uno?" ofreció, extendiéndole un pastel.

Él lo tomó con gusto, saboreando el sabor. "¡Esto está increíble! Eres realmente talentosa."

Su corazón se aceleró con su elogio, pero el peso de su misión seguía allí. "Tengo algunas recetas especiales," dijo, tratando de mantenerse enfocada. "Quizás podría mostrarte alguna vez."

"¡Eso suena genial!" respondió él, con una sonrisa sincera.

A medida que continuaban conversando, Nasiens comenzó a sentir una lucha interna. Ella estaba allí para seducirlo, para recolectar su energía vital, pero cuanto más lo conocía, más se sentía atraída hacia él. La inocencia que él emanaba era embriagadora, haciéndola cuestionar sus motivos.

Conforme avanzaba la noche, ejecutó su plan, introduciendo sutilmente una poción en la conversación. "He estado experimentando con una nueva receta que ayuda a relajarse," dijo, tratando de medir su reacción. "¿Te gustaría probarla?"

La curiosidad de Percival se despertó. "Claro, algo así me vendría bien después de una larga semana de clases."

Nasiens sintió un escalofrío de emoción: la poción que había vertido estaba mezclada con una hierba de relajación sutil, pero también tenía un efecto alucinógeno que hacía que el objetivo estuviera débilmente consciente en un estado de sueño. Esta era su oportunidad de ayudarlo a relajarse, para prepararlo para lo que estaba por venir. Mientras vertía la poción en un vaso de agua, lo observó de cerca, ansiosa por ver su reacción.

Lo que ambos no sabían era que este inocente encuentro desataría una cadena de eventos que ninguno de los dos podría haber anticipado, despertando deseos que nunca habían conocido y llevándolos a ambos a un territorio desconocido.

Cuando concluyeron su conversación, Nasiens sintió una extraña mezcla de emoción y ansiedad. Esto era solo el comienzo, un paso hacia su objetivo final. Percival podría ser la clave de su libertad, y estaba decidida a descubrir hasta dónde podía llegar su conexión.

"Nos vemos pronto, Nasiens," dijo Percival, despidiéndose mientras entraba de nuevo en su hogar.

"Nos vemos pronto, Percival," repitió ella, con una sonrisa en los labios mientras se giraba para regresar a su propia casa. El juego había comenzado, y estaba lista para jugar.

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En realidad, esta historia está completa, pero aún no está toda traducida, así que pido disculpas de antemano si hay errores gramaticales. Estaré publicando un nuevo capítulo cada día. ♥️

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