Al día siguiente, Rachel se sentía cansada y algo temerosa. Las palabras de Sunny todavía resonaban en su mente. "Aquí no eres nada." Recordaba claramente las reglas que Ana, Clara y Luis le habían mencionado. Aunque sabía que su lugar en Dream Academy era un reto en sí mismo, algo dentro de ella se negaba a someterse sin más.
Ese mismo día, en su primera clase, notó que algunos estudiantes la observaban en silencio, susurrando entre ellos. El ambiente era tenso, y ella sintió el peso de cada mirada. Sin embargo, decidió ignorarlo y mantenerse concentrada en la clase. Podía sentir que su reputación ya había sido manchada, pero estaba determinada a no dejar que eso afectara su desempeño.
Al terminar la lección, mientras guardaba sus libros, una chica que apenas conocía se le acercó. Tenía el uniforme perfectamente arreglado, el cabello oscuro recogido en una coleta, y una expresión en su rostro que Rachel no supo interpretar del todo.
—¿Eres Rachel, ¿verdad? —preguntó en un tono que parecía amistoso pero distante.
Rachel asintió, cautelosa. La chica sonrió de manera breve, aunque su sonrisa no alcanzó sus ojos.
—Me llamo Emily. Escuché que sacaste la nota más alta en el examen de ayer. Felicidades, supongo.
Rachel sonrió ligeramente, pero Emily la interrumpió antes de que pudiera agradecer.
—Solo recuerda... —su tono se volvió más frío—. Aquí, las personas que sobresalen sin permiso suelen aprender su lugar de formas bastante... duras. No te conviene estar en el centro de atención. Es un consejo.
Rachel no respondió. La advertencia en la voz de Emily era clara, y no necesitaba más explicación. Sin embargo, algo en su interior le decía que no podía permitirse el lujo de quedarse siempre en las sombras. Dream Academy era su única oportunidad de cambiar su vida. No podía simplemente dejar de esforzarse.
Emily se despidió con una sonrisa, y Rachel se quedó en el aula, con una sensación creciente de incomodidad. Sentía que, a cada momento, las reglas tácitas de la escuela se volvían cada vez más opresivas.
Más tarde, en la cafetería
Durante el almuerzo, Rachel buscó una mesa en la esquina, alejada de las miradas de los demás. No quería llamar la atención. Sin embargo, apenas había comenzado a comer cuando Luis, Clara y Ana se unieron a ella, sentándose en la misma mesa.
—¿Estás bien? —preguntó Clara, observándola con preocupación.
Rachel asintió, aunque era obvio que algo la estaba molestando. Luis, que parecía percibir su incomodidad, se inclinó hacia ella, hablando en voz baja para que nadie más escuchara.
—Te lo dijimos, Rachel. Aquí, destacar sin permiso es peligroso. Ahora que has llamado la atención de los estudiantes de mayor estatus, es probable que empiecen a hacerte la vida imposible.
Rachel dejó el tenedor sobre la bandeja y suspiró, mirando a sus amigos.
—No fue mi intención sobresalir. Solo hice el examen como cualquier otro. No pensé que fuera tan grave.
Ana la miró con una mezcla de lástima y empatía.
—Eso es porque tú no lo ves como ellos. Para ellos, cualquier persona que no forme parte de su círculo y que destaque es una amenaza. Aquí no se trata de quién es el mejor, sino de quién tiene más poder.
Rachel miró a sus amigos, sintiéndose cada vez más atrapada en una red que no entendía del todo. Dream Academy era mucho más que una escuela; era un sistema cuidadosamente construido para mantener el poder en las mismas manos. Todo estaba diseñado para mantener a la mayoría sometida y a unos pocos en la cima.
—¿Y qué debería hacer ahora? —preguntó Rachel, en voz baja.
Clara intercambió una mirada con Ana y Luis antes de responder.
—Deberías ser cuidadosa y tratar de no destacar más, al menos no por ahora. Haz tu trabajo, pero no intentes llamar la atención. De lo contrario, Sunny y los demás no dudarán en recordarte cuál es tu lugar.
Rachel asintió, pero en su interior no estaba segura de que pudiera conformarse con eso. Había venido a Dream Academy para demostrar su valor, para hacer algo con su vida, y la idea de quedarse en las sombras la atormentaba.
Pero el tiempo le enseñaría que, en Dream Academy, hasta el más mínimo acto de desafío podía convertirse en una sentencia.
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Escalva de los sueños perdidos
De TodoRachel no recordaba el último día en que se sintió libre. Los pasillos de Dream Academy habían sido su prisión desde el primer momento, pero solo ahora comprendía el verdadero alcance de esa oscuridad. La escuela que había sido su gran oportunidad l...