Querido diario:
Sé que hace mucho que no te escribo, pero es que estos últimos meses han sido… tranquilos. Después de todo lo que pasó con la enfermedad y la cura, Severus y yo volvimos a nuestra rutina, como si nada hubiera cambiado. Y aunque sé que no debería, me duele un poco decirlo. Pero supongo que es bueno que todo esté en calma, ¿verdad? Después de tanto estrés, se siente bien solo… ser una niña normal de nuevo.
No creas que te he olvidado. He estado tan ocupada con Severus, inventando nuevas formas de mejorar las pociones y probando ideas que a veces siento que mi cerebro explota. Pero en el buen sentido. Ahora que termina mi primer año en Hogwarts, me doy cuenta de que él y yo somos más cercanos que nunca. Pasamos cada tarde juntos, bajo la excusa de estudiar, aunque en realidad hacemos de todo menos eso. Reímos, conversamos, imaginamos cosas que no existen. Y esos momentos… esos momentos con él son lo mejor de mi vida.
Claro, Lily también sigue pasando tiempo con nosotros, pero cada vez la veo más rodeada de los tontos de los merodeadores. Remus, el único que no parece tan idiota, hasta ha tratado de ser más amable conmigo. Parece que quiere que seamos amigos, aunque no se lo toma mal cuando lo ignoro. Es extraño, porque a veces pienso que podríamos haber sido amigos si no fuera por… bueno, por todo lo que le hacen a Severus. No puedo hacerme amiga de alguien que le hace la vida tan difícil a alguien que quiero tanto. No después de todo lo que pasó.
Pero eso no me importa tanto porque, mientras Severus esté conmigo, sé que todo estará bien. Pasamos horas y horas juntos, y aunque tratamos de estudiar, siempre acabamos hablando de cosas sin sentido o soñando despiertos sobre el futuro.
Hubo una tarde en particular que nunca olvidaré. Estábamos en el lago, en ese rincón que descubrimos y que parece un mundo aparte. Yo estaba tumbada sobre la hierba, mirando las nubes pasar, mientras él trataba de enseñarme cómo preparar una nueva poción. Intenté poner atención, lo prometo, pero no podía dejar de observar la forma en la que el sol iluminaba su rostro cuando se inclinaba hacia mí para explicarme algo. Él hablaba sobre los ingredientes y los pasos, pero yo estaba perdida, atrapada en ese momento. Me reía de su seriedad, y él me lanzó una ramita de menta a la cara, diciendo que si iba a estar distraída, mejor no le hiciera perder el tiempo. Claro que me enojé un poco (mentira), así que le tiré agua del lago y acabamos empapados y riéndonos como locos.
Severus y yo terminamos tirados sobre la hierba, completamente empapados, mirando el cielo en silencio. Hubo un momento en el que giró la cabeza hacia mí, y me dio una sonrisa que… bueno, que nunca había visto antes. Era una sonrisa pequeña, apenas una curva en sus labios, pero se sentía cálida y verdadera, como si en ese instante nada malo pudiera tocarlo. Me dijo, en voz baja, que estaba feliz de que yo estuviera con él, de que fuéramos amigos. Me lo dijo tan de cerca, tan bajito, que sentí el pecho latir muy rápido y no pude responderle nada. Solo sonreí y le devolví la ramita de menta.
Ahora que estoy aquí, recordándolo todo, mi corazón sigue acelerándose. Todo entre nosotros volvió a ser como antes aunque no puedo evitar sentir una punzada dolorosa en el pecho cada vez que lo veo mirar a Lily. Y lo sé, sé que para él yo soy importante también pero… hay algo en mí, algo que no puedo explicar cuando lo veo, cuando lo siento cerca, cuando pienso en él. A veces quiero creer que solo es cariño, solo amistad pero, por mucho que lo intente, en el fondo sé que es algo mucho más fuerte de lo que he sentido por cualquier otro amigo o amiga. No sé qué es o tal vez sí pero me asusta decirlo.
Me asusta. No quiero que este sentimiento crezca, porque si algún día se hace tan grande que me lastima a mí… o peor, a él… no sé qué haría. A veces desearía ser solo una amiga más, sin esa sensación extraña en el pecho cada vez que lo miro. Pero, aunque lo intente, no puedo detenerlo.
Supongo que solo tengo que aprender a vivir con ello.
Nox.
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Harry cerró el diario con un suspiro, sus ojos llenos de una tristeza que no podía expresar. Todo lo que leía sobre Jasmine le hacía verla bajo una nueva luz, una más vulnerable, más humana. Nunca había imaginado que su tía, la mujer fuerte que siempre había conocido, alguna vez hubiera sido tan joven, tan confusa… tan dolida.
—Es tan injusto —dijo Harry, su voz apenas un susurro—. Ella era solo una niña, Hermione. Solo una niña, y ya tenía que lidiar con cosas tan difíciles, sentimientos que no sabía cómo manejar.
Hermione lo miró con comprensión, posando una mano en su hombro para darle apoyo. Ambos estaban comenzando a ver una imagen más completa, más dolorosa de la vida de Jasmine.
—Es increíble cuánto guardaba dentro de sí misma —dijo Hermione, su voz suave—. Y pensar que hizo todo esto sola, sin decirle a nadie. Ni siquiera a Severus.
Harry apretó los labios, mirando el diario cerrado entre sus manos.
—Siempre pensé que sabía quién era ella… pero esto es como ver a otra persona. Y cada página me hace sentir… más triste, más enojado. Como si nadie nunca hubiera estado realmente para ella.
—Tal vez, Harry —dijo Hermione, su voz cargada de una suave sabiduría—, es una oportunidad para que tú le muestres a Jasmine que la entiendes, que sabes lo que pasó y lo que siente.
Harry asintió decidido a llegar hasta la última página, nadie había sabido comprender a Jasmine, nadie la había mirado lo suficiente como para daese cuenta quién era realmente y él lo haría, se lo debía.
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La tercera Evans.
Fiksi PenggemarJasmine, la más joven de las hermanas Evans. Una bruja al igual que Lily, tranquila, gentil, valiente y sumamente inteligente. Ama a su familia y a sus amigos, daría todo por ellos pero, si tuviera que elegir, tiene completamente claro que su leal...