Prologo

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En la experiencia que tengo haciendo prólogos mis objetivos siempre son los mismos; buscar objetividad, causar expectación en el lector y resaltar la obra. Debo admitir que en esta ocasión la objetividad ha sido un problema (un problema muy bueno) y es que la obra me ha fascinado a tal grado que se ha vuelto una de mis favoritas y uno de los escritos que más he disfrutado en mucho tiempo, provocando una admiración y simpatía por el autor así como el deseo de leer más acerca de esta apasionante historia.

Hay diversos y complejos niveles que trata la obra y maneja el autor, pero definitivamente uno de los primeros a resaltar es la narrativa tan pulida, lo bien contada que está la historia y el ritmo insano que lleva la misma. Desde el momento en el que usted, estimado lector, tome el riesgo de iniciar con esta trepidante aventura, le advierto que no habrá un descanso para la imaginación. Página tras página la novela lleva un ritmo que cautiva a quien la lea, es increíble como durante más de doscientas sesenta páginas no haya tan si quiera una de ellas que sea transitoria o insulsa, cada párrafo, cada situación y cada momento llevan una secuencia que permite devorar las hojas una tras otra solo por seguir descubriendo un poco más.

Una buena historia está bien, con buenos personajes es mejor aún, pero la profundidad que van adquiriendo cada uno de ellos en el transcurrir de esta historia es magnífico; Alicia, Roland, Betsy, pero principalmente nuestras protagonistas: Julia y Maribel, se construyen de una forma paulatina, delicada y en extremo compleja. Las vemos transformarse, cuestionarse, evolucionar, retroceder, amar, odiar, las vemos "vivir" y digo vivir porque es casi imposible no creer que estas chicas viven, podemos identificarnos con ellas y creer que, si bien pueda que no existan, hay un poco de ellas en todos nosotros y un poco de nosotros en su historia. La familiaridad de los lugares en los que se mueven y ocurren sus periplos y aventuras, todos pertenecientes a la ciudad capital de Guatemala hace que sea más fácil imaginarlas llorar en un edificio de la zona pudiente de la ciudad, divertirse en un bar de la zona viva o recordar con nostalgia su infancia en uno de los barrios bajos y marginados de la capital.

Hay algo en esta obra que me ha encantado y es la filosofía en su narración, vemos muchos pasajes existencialistas en la misma, cuestionamientos sobre la existencia de Dios, la lucha de clases sociales que por más que se busque revertir es una tarea titánica escalonar en alguno de ellos, la poca simpatía humana ante la desgracia propia y ajena, la eterna batalla del ser humano por ser mejor a costa de lo que sea y quien sea. Me recuerdan las protagonistas a "Raskolnikof", aquel personaje principal de la aclamada obra "Crimen y Castigo" de Fiodor Dostoievski, en su lucha por la trascendencia, por lograr algo que puede estar esbozado en tintes monetarios, pero va mucho más allá, es la notoriedad que chicos olvidados por la sociedad buscan a costa de sus vidas e integridad.

Bueno, basta de descripciones y análisis de la obra que por más que mis letras intenten hacer justicia en estas hojas no lo lograrán. Me queda felicitar al autor por la obra, por el atrevimiento en la misma, por la crudeza, los riesgos y lo bien ejecutados que están todos sus personajes. Es sin duda, una historia que tiene mucho más que decir, quedaré atento para escuchar o más bien para leer.

Esta obra es una recomendación universal, encontrarás algo en ella con lo cual puedas identificarte, ya que de forma magistral nuestro autor Samuel Calva involucra, entreteje y une varios temas universales en una historia mundana y cruenta al más puro estilo de Gabriel García Márquez. Es una alegría y satisfacción encontrar obras de este calibre en autores nacionales, ver como poco a poco el sesgo de creer que: "en Guatemala hay poca y no muy buena literatura", cada vez es más una falacia y que escritores como Samuel Calva dan un golpe en la mesa presentando literatura de alta calidad.

No me queda más que agradecer al autor por la oportunidad de realizar este prólogo, extender mis felicitaciones nuevamente a él pero también a usted, mi estimado lector, que ha adquirido esta preciosa obra contemporánea; Disfrútela, lea entre líneas sus reclamos y avisos pero sobre todo entreténgase con este buen libro. Robando como siempre unas líneas para hacer un llamado a la proliferación de las letras, las artes, la cultura y por supuesto a la literatura, que nunca acabe el amor por escribir y leer que es expresión misma de nuestra humanidad y lo que somos, parafraseando al gran escritor guatemalteco Luis Cardoza y Aragón: "La poesía es la única prueba concreta de la existencia del hombre" yo diría: "La literatura es la única prueba concreta de que aún nos queda humanidad". Sigan leyendo...

José Fernando Ramírez Santos 

Ciudad de Guatemala el 31 de agosto de 2024

En pos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora