Capítulo 45 | Mío

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—¡Malditos animales! —Los chicos se levantaron sobresaltados con el grito del pequeño —¡¿Por qué se quedan ahí?! ¡Quiero unos malditos analgésicos¡ ¡Muévanse, animales! —Los chicos se pusieron de pie, chocaron un poco entre ellos y salieron de la habitación a excepción de Rey, quien intentó acercarse, pero Ángel lo miró con ganas de matarlo, así que no se acercó.

—Amor, no estés enojado.

—¡Me duele el puto trasero! ¡¿Cómo quieres que no esté enojado?! ¡¿Por qué me cogen como animales?!

—Porque tú nos pides que te maltratemos, amor.

—¡Eso no...! Mira, no me respondas y saca mi puta silla de ruedas. ¡¿Y los otros se quedaron a fabricar los putos analgésicos?! ¡Búscalos!

Ángel observó cómo su novio salía casi que corriendo de la habitación para buscar a los demás. El pequeño estaba chillando de dolor y sus ojos estaban cristalizados, hasta se agarraba de la almohada para evitar que le doliera más, cosa que no estaba funcionando, obviamente. Los chicos entraron poco después, Dalton le pasó los analgésicos, Aaron se encargó de su silla de ruedas y Tyler lo ayudó a levantarse con cuidado mientras que este los insultaba sin parar.

—¡Quiero ir al doctor! Me duele mi traserito.

—My Love, te pondré una compresa de hielo para que...

—¡Que quiero ir al puto doctor! Ayúdenme a bañarme al menos. Son unos desconsiderados, ¿Cómo me hacen esto? Ni siquiera piensan un poquito, solo lo hacen con sus putos penes. ¿Qué no saben cuándo parar?

—Boo Boo, él que no sabe cuándo parar eres tú.

—¡Tú cállate, puto Bestia! ¡Nadie te preguntó!

—Boo Boo, pero si tú acabas de...

—¡No quiero escuchar ni una palabra más!

Los chicos decidieron mantenerse en silencio y atender al pequeño, pudieron bañarlo pese a que este tenía una clara molestia que va unida con el dolor. Los cuatro lo ayudaron a vestirse y ahora todos iban al hospital.

—Daniel's, ve más rápido por favor, necesito que me inyecte algo para que este dolor se me calme.

Daniel's quería reír por la situación, pero no lo hizo porque sabe que el pequeño va a enojarse mucho, así que se mantuvo serio a pesar de que la risa quería escapar de él. Al llegar al hospital, Ángel bajó con la ayuda de Aaron, este lo colocó en la silla de ruedas y así mismo lo llevaron. Todos los miraban quizás porque tenía una cara de odio hacia todo y todos.

—Ya no voy a coger más con ustedes, son unos putos animales salvajes que no tienen consideración conmigo. Los odio en este momento a los cuatro.

—Mi diablo, no te enojes con nosotros.

—Tú cállate que peleaste con la puta Bestia para ver quién de los dos me cogía más fuerte. Ay no, como los detesto. No me toques, Rey, no quiero saber nada de ustedes.

—My Love, no tenemos la culpa de que te guste que...

—¡Cállate! Tú también me cogiste como salvaje. ¿Qué no piensan en mi trasero? Ya no me hagan hablar, que cada vez me dan ganas de dispararles en el puto pene.

—Mi diablo, ya llegamos.

—Entrará conmigo Daniel's.

Los cuatro se quejaron, pero no pudieron hacerle cambiar de decisión, así que solo vieron como el pequeño entraba con Daniel's. Tomaron asiento y esperaron a que saliera, pasado unos cuantos minutos, observaron a los dos saliendo del consultorio.

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