Capítulo 1: Ecos del Campus

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En Chuncheon, octubre desplegaba sus encantos con una sutileza poética, cubriendo la ciudad con una ligera niebla que se detenía en los valles de las colinas onduladas.

Los árboles, vestidos con sus trajes otoñales, se teñían de rojo y oro, y cada ráfaga de viento parecía susurrar antiguos secretos a través de las ramas murmurantes.


Las mañanas eran especialmente melancólicas, con el rocío abrazando cada brizna de hierba y cada hoja caída, reflejando los primeros rayos de un sol tímido.

En este cuadro pintoresco, la rutina seguía su curso...


Yo, Bora, atrapada en la prisa matutina, me esforzaba por secar mi pelo mientras lanzaba miradas nerviosas al reloj.

El tic-tac constante resonaba como una metáfora del tiempo que se escapa, indiferente a mis preocupaciones.

Cada minuto que pasaba aumentaba mi agitación; la universidad, como la vida misma, no esperaba a nadie.


Las clases empezaban implacablemente, con o sin mi presencia.

El tiempo parecía acelerarse, como si se divirtiera metiéndome más presión.

Con el pelo aún húmedo y negándose a cooperar, lo recogí como pude en un moño desordenado.


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Algunas mechas rebeldes, negándose a obedecer, se escapaban, como para añadir al caos de aquella mañana apresurada.


De repente, una voz familiar resonó desde el exterior... Una impaciencia teñida de diversión.


Ara:
— ¡Bora! ¿Todavía en tu habitación?


Corrí hacia la ventana...


Abajo, la vi con los brazos cruzados, mirándome con una mezcla de exasperación y ternura.

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⏰ Última actualización: Oct 31 ⏰

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