Capítulo 48

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Narradora omnisciente

El sol se filtraba por las ventanas de la enfermería, obligando que a los que estaban dormidos, comenzaran a despertar.

El grandote se removió sobre el brazo de su chica al sentir un movimiento ajeno. Abrió los ojos, aún con el sueño en el rostro, para toparse con los ojos claros de la chica.

Se enderezó por completo al verla despierta. Pasó sus manos por su cara para borrar las marcas y lagañas.

—hola —dijo en un susurro mientras se acercaba para dejar un beso en su frente —¿estás bien?.

Ella asintió ligeramente. Subió su mano a la mejilla del grandote y la acarició con cuidado, pasando su pulgar por la marca que se le había formado por haber dormido sobre su brazo.

No sabían qué hora era, pero debía ser muy temprano. La fuerza del sol no era tanta y se guiaban por ello.

La miraba con una mezcla de preocupación y alivio. Tomó su mano y la escondió entre las suyas, para luego besar su dorso.

La pelinegra se veía un poco mejor que anoche, eso se veía en el color de su piel que ya no estaba tan pálida.

—¿hace cuanto despertaste? —preguntó en un tono bajo

—... anoche —murmuró ella, alertando al chico que de inmediato frunció el ceño

—¿anoche? —los labios de ella formaron una tierna sonrisa —¿por qué no me llamaste? —

—te veías cansado... —él negó rotundamente

—debiste despertarme —regañó. Lejos de enojarse con su reclamo, ella solo lo observó en silencio. Sus ojos verdes destellaban gracias a luz del sol que entraba por las ventanas. Sus hombros, que siempre estaban tensos, ahora estaban decaídos. Era como si la situación en verdad lo hubiera aterrado a él y al asiático.

Hablando del asiático, se abrió paso a la enfermería sin tocar la puerta, haciendo que ambos miraran hacia su dirección.

—buenos días —saludó acercándose a ellos

—no te ves sorprendido —mencionó el grandote, mirando al pelinegro, pero unos segundos luego su rostro se suavizó —adivinaré, tú estuviste aquí anoche, ¿verdad? —el asiático ladeó la cabeza, restándole importancia a la pregunta.

—¿ya te vas al laberinto? —preguntó ella. El pelinegro asintió desganado

—prometo volver rápido.

Nuevamente la puerta se abrió dejando ver a Alex, Matt, Ben y Sartén, con sus platos y una sonrisa alegre.

—buenos días, estrellitas —canturreó el pelirrojo, caminando de forma extraña, haciendo reír a la chica

—te trajimos el desayuno —comunicó sentándose a los pies de la cama, cuidando no tocar su pierna

—LES trajimos el desayuno —corrigió Sartén, entregándole un plato a Gally y a Minho

—si, si, les trajimos a todos —habló, agitando su mano —¿cómo dormiste? —

—con los ojos cerrados —respondió la pelinegra. El pelirrojo entrecerró los ojos

—uno viene siendo amable, te traje el desayuno a la cama y así me respondes... así son los amigos de hoy en día —negó

—aún es temprano para que la abrumes con tu personalidad psiquiátrica —el pelirrojo le sacó el dedo del medio a Matt, pero este ni se inmutó

I'm going to find them [GallyxTnxMinho] correr o morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora